San Ramón Nonato, Confesor
(Lucas 4, 31-37) «¡Basta! ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios»
(Lucas 4, 31-37) «¡Basta! ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios»
(Mateo 24, 42-51) «[…] También ustedes estén preparados, porque a la hora en que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre»
San Pío X fue ante todo un gran reformador. Con más de 45 años de experiencia pastoral, hizo como pontífice lo que siempre venía haciendo, sólo que ahora a escala mundial. Así pues, le dio una profunda atención al catecismo, facilitó la comunión frecuente para los fieles y la liberó para los niños —lo cual le valió el título de Papa de la Eucaristía—.
El hallazgo del Santo Madero es un hecho histórico que sucedió realmente, enriquecido posteriormente por la compleja tradición de la Inventio Crucis, atribuida a Santa Elena. A ella se debe el mérito de haber llevado a Constantino hacia la tolerancia y la promoción del cristianismo, que llevaron a la cristianización del Imperio, fundamento de la Europa cristiana.
(Lucas 12, 32-34) «No tengan miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre darles el reino»
(Mateo 19, 16-22) «Si quieres ser perfecto, ve a vender todo lo que tienes, dales el dinero a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme»
Santa Clara de Asís es recordada por su gran devoción a la Eucaristía, así como por su vida de humildad, pobreza, sacrificio y oración. Durante su vida, se documentaron varios milagros, entre ellos una historia en particular en la que salvó a su convento de San Damián y la ciudad de Asís gracias al poder del Santísimo Sacramento.
(Mateo 19, 27-29) «Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?»
San Lorenzo vivió el drama de la persecución en el año 258 d.C. Cuando se proclamó el edicto del emperador Valeriano por el que todos los obispos, presbíteros y diáconos debían morir. Lorenzo no se desanimó, pues anhelaba morir por Cristo y su Iglesia y pasar por el martirio como muchos Santos. Mientras su fe era probada exclamó con fuerzas: «Recibe, oh Señor, este holocausto como una agradable fragancia».
San Cayetano es considerado el santo patrono de los que buscan aumentar su fe en la divina Providencia. Predicó con fuerza la doctrina, se preocupó por el cuidado de los enfermos y la restauración el uso frecuente de los sacramentos. Este santo, se destacó por su gran confianza en la Providencia Divina en todos los apostolados que realizaba.
(Mateo 9, 35; 10, 1) «La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos»
(Juan 11, 19-27) «Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo»
Místicamente revestidas de su manto blanco, las esposas de Cristo subieron, una a una, las escaleras del cadalso para recibir la palma del martirio. En el Cielo les esperaba el Cordero inmolado para hacerlas partícipes de su gloria.
(Lucas 10, 1-9) «La mies es grande, y los obreros son pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id: os envío como corderos entre lobos […]»
La santa de los imposibles, no fue diferente a otras mujeres, tuvo sueños, anhelos, situaciones cotidianas comunes a mujeres de su época y las de ahora. Sin embargo, ella supo buscar la voluntad de Dios, fue obediente al Evangelio, y evangelizó con su ejemplo cada fase de su vida.
Sin duda, una de las más grandes vocaciones ,«sublime vocación» la llamaría el San Juan XXIII, es la de ser madre.
La aparición de Nuestra Señora, sus palabras, su delicadeza y ternura, así como la visión del infierno, sobrellenaron el corazón de Jacinta, pues a partir de este año, 1917, el pensamiento de esta pequeña niña jamás volvería a ser el mismo.
El padre y maestro de la juventud, San Juan Bosco, fue una incomparable figura que ha movido los corazones de jóvenes y adultos a lo largo de su vida, siempre con dulzura y mucha alegría. ¿Cuál era el secreto de Don Bosco? Los prudentes consejos que recibió de la Madre del Cielo.
El Apóstol San Pablo vivió todo su apostolado como un combate. La imagen de un Pablo, viajero incansable y saturado de actividades apostólicas no nos dice todo sobre este apóstol. Porque él era en el fondo también un contemplativo. Era un hombre de profunda oración, y éste constituía el manantial de donde extraía sus energías para la lucha cotidiana.
La patrona de las jóvenes, de la pureza, de las novias y de las prometidas en matrimonio, tiene mucho que enseñarnos. A tan corta edad supo demostró un alto nivel de madures y un amor sublime a nuestro Señor Jesucristo. En una sola víctima tuvo lugar un doble martirio: el de la castidad y el de la fe. Permaneció virgen y obtuvo la gloria del martirio.