«El infierno es real: es por esa parte del mensaje de Fátima por lo que sigo siendo católico»

«El infierno es real: es por esa parte del mensaje de Fátima por lo que sigo siendo católico»

«Mi abuela me transmitió la intensa devoción que sentía por la Virgen de Fátima. De las palabras de la Virgen a los pastorcillos aprendí que el infierno es real y que la forma en que vivimos sí influye el destino de nuestra alma» este es el testimonio de un hombre que creció con un padre judío pero que gracias a la influencia de su abuela conoció la devoción a la Madre de Dios.

La Natividad de la Santísima Virgen María

Con el nacimiento de María, una luz maravillosa se enciende por fin en la oscuridad del mundo. La Aurora de la Luz, predestinada por Dios, por obra del Espíritu Santo, nos trae al Salvador que viene a «iluminar a  los que están en tinieblas y sombras de muerte, para enderezar nuestros pasos por el camino de la paz» (Lc 1,29).  La primera Eva nos trajo pecado, oscuridad y muerte. La nueva Eva nos trae gracia, luz y vida.

Relato de las Apariciones del Ángel de la Paz en Fátima

Un Ángel preparaba la llegada de la Reina del cielo a la tierra. Su mensaje: ¡Rezad! ¡Rezad mucho! Los corazones de Jesús y de María tienen sobre vosotros designios de misericordia. ¡Ofreced constantemente oraciones y sacrificios al Altísimo!». De este modo, tres inocentes niños recibían de parte del enviado de Dios el encargo de sus vidas, convirtiéndose así, en modelos de cómo hacer oración y penitencia para las futuras generaciones.

Flores del mes de María

Flores del mes de María

Tradicionalmente, en todo el orbe católico, se ha dedicado el mes de mayo a la Virgen María, debido a que en el Hemisferio Norte inicia la primavera y las flores muestran todo su esplendor, siendo la Madre de Dios la más bella flor del jardín de Dios.

El Padre Pío y el Santo Rosario

El amor entrañable del Padre Pío a la Santísima Virgen María se expresaba de modo particular por el rezo del Santo Rosario. Él siempre llevaba un rosario enrollado en la mano o en el brazo, como un arma contra toda clase de enemigos. Lo rezaba continuamente. En una nota, dejó escrito: «Diariamente recitaré no menos de cinco rosarios completos».

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