«El infierno es real: es por esa parte del mensaje de Fátima por lo que sigo siendo católico»
«Mi abuela me transmitió la intensa devoción que sentía por la Virgen de Fátima. De las palabras de la Virgen a los pastorcillos aprendí que el infierno era real. La vida importaba. La forma en que vivíamos importaba».