[Homilía Diaria] No pidamos señales a Dios
(Mateo 12, 38-42) «Esta gente malvada e infiel está reclamando una señal, pero la única señal que se le dará, será la del profeta Jonás»
(Mateo 12, 38-42) «Esta gente malvada e infiel está reclamando una señal, pero la única señal que se le dará, será la del profeta Jonás»
Las elecciones tienen consecuencias, y gran parte de nuestro sufrimiento proviene de nuestras propias malas decisiones.
Reflexiones ante el insólito impacto emocional que ha tenido la enfermedad en la población planetaria.
Con el objeto de dar un pantallazo general acerca de la «gloriosa revolución» se desmenuzan en este artículo brevemente tres temas: los hechos, la ideología encarnada y la respuesta del pueblo ante «el glorioso acontecimiento».
Durante una conferencia magistral titulada «La Realeza de Cristo y la Apostasía del Mundo Moderno» el R.P. Alfredo Sáenz, sacerdote jesuita, teólogo y prolífico autor argentino, manifestó que en esta época que nos ha tocado vivir debemos ir a la reconquista de los espacios perdidos. A la reconquista del Cristianismo y de la Cristiandad. «Es necesario que Cristo reine. Y que reine no sólo en los corazones de los individuos sino también en el orden temporal».
(Juan 15, 9-17) «Como mi Padre me amó, así Yo os he amado: permaneced en mi amor. Si conserváis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, lo mismo que Yo, habiendo conservado los mandamientos de mi Padre, permanezco en su amor»
La idea de que Dios no castiga está fundada en una mala comprensión del significado de la palabra «castigo».
«Ora et labora»(ora y trabaja) es el famoso lema del gran San Benito Abad, Patrono de Europa y Patriarca de los monjes en Occidente. Por su legado e influencia sigue siendo uno de los Santos más venerados de toda la cristiandad.
«La soberbia es el principio de todo pecado.» (Ecles 10,15) Y, qué difícil será salvarse a los soberbios: «la soberbia es signo clarísimo de reprobación, mientras que la humildad lo es de predestinación» (San Gregorio Magno).
No podemos permitir que la pandemia se convierta en el último golpe del enemigo contra la Eucaristía. De lo contrario, no necesitaremos una «nueva teología» para una «nueva normalidad», porque no habrá más espacio para el Reino de Dios. Solo para el anticristo.
(Mateo 10, 16-23) «El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán; todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin, se salvará»
(Mateo 10, 7-15) «Yo les aseguro que el día del juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas con menos rigor que esa ciudad»
El hombre que asesinó a Santa María Goretti se convierte y termina sus días Santamente.
(Mateo 10, 1-7) «No vayan a tierra de paganos, ni entren en ciudades de samaritanos. Vayan más bien en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel. Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los cielos»
(Mateo 13, 1-23) Los misterios del reino serán revelados a los corazones sensibles a la gracia.
«Desde el punto de vista de la higiene, nos resulta absolutamente incomprensible por qué se ha prohibido la comunión oral en Austria. También consideramos que esta forma de distribución es más segura que la comunión con las manos», escribieron los médicos.
(Mateo 9, 1-8 ) «Ten confianza, hijo. Se te perdonan tus pecados»
Mons. Héctor Aguer, Arzobispo emérito de La Plata, considera innecesario, y peligroso mirando al futuro, que se decrete a causa de la pandemia que se ha de comulgar en la mano -y, por consiguiente, de pie- ¿A quién se desea conformar con una medida semejante?
No es incomún que entre los fieles católicos más devotos se pregunten si se puede o no se puede recibir la comunión eucarística en la mano.
(Mateo 11, 25-30) La infancia espiritual consiste en que Dios ha querido mostrar los secretos de su reino a aquellos hijos que confían en él.