Ser sinceros siempre
(Mateo 5, 33-37 ) «No juren de ninguna manera, ni por el cielo, que es el trono de Dios».
(Mateo 5, 33-37 ) «No juren de ninguna manera, ni por el cielo, que es el trono de Dios».
(Mateo 5, 27-32) «Si tu ojo derecho es para ti ocasión de pecado, arráncatelo y tíralo lejos, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo».
(Mateo 5, 13-16) «Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor?».
(Mateo 5, 1-12 ) «Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos».
(Juan 16, 16-20) «Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará».
Hubo una época en que los santos formaron a nuestros hijos y nietos, guiándolos por el camino de la virtud, entre ellos, encontramos a San Juan Bosco, para quien el difícil arte de educar se centra en la promoción y el fomento de una serie de acciones y actitudes que los niños y jóvenes necesitan para convertirse en hombres y mujeres de bien.
(Juan 11, 19-27) «Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo»
(Mateo 5, 13-16) «Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor?».
Misericordia y justicia pueden ir de la mano, pero ¿cómo podemos comprender en clave católica la misericordia de Dios sin caer en aquella tendencia de justificarlo todo? En esta Aula en Vivo, vamos a conversar sobre esto.
La excelencia soberana de la caridad consta en las fuentes mismas de la divina revelación. Lo dice expresamente San Pablo: Ahora permanecen estas tres cosas: la fe, la esperanza, la caridad; pero la más excelente de ellas es la caridad.
El patrono de los abogados, es un ejemplo de integridad moral. Es un santo, un mártir del siglo XVI. Sin embargo, a menudo el sólido ejemplo de paternidad de Tomás Moro no recibe el reconocimiento ni la importancia merecida.
¿Cómo podemos ser cristianamente pacíficos sin ser mundanamente pacifistas? En la clase en vivo de hoy hablaremos sobre este asunto.
La acedia es la flojera o la pereza en el plano espiritual y religioso. ¿Cómo vencer ese vicio?
En esta Aula En Vivo el padre Miguel Martínez hablará acerca de los propósitos que nos hacemos y cómo podemos llevar a buen término aquellos que nos alcancen hasta la santidad.
La Virtud de la modestia es esencial, no opcional, en la vida cristiana. Está lejos de ser la virtud más importante, pero su presencia limita una multitud de males y su ausencia invita a un mundo de pecado.
La primera lección que nos enseña San Francisco de Sales para la adquisición de las virtudes «es el conocimiento de uno mismo». La mansedumbre y la humildad son el cimiento de la adquisición de todas las demás virtudes, pues sólo puede dominarse a sí mismo aquél que reconoce su flaqueza y está dispuesto a doblegar la voluntad.
San José nunca dejó de ser diligente como esposo y padre, ofreciendo en abnegación su propia vida para cuidar de la Santísima Madre y de Jesús.
También hoy, cuando la Iglesia vive su última participación en la Pasión de Cristo, San José es alabado una vez más como nuestro Santo Patrón y Protector.
La Santísima Virgen María es la mujer de la fe por excelencia. Aunque María fue testigo de la pasión, el sufrimiento y la muerte de Jesús, creyó que Él vencería a la muerte.
Con el cumplimiento del mandamiento más importante de la ley de Dios: «Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo» (Mt 22, 34-40) podemos alcanzar la santidad y la perfección cristiana, es por ello que el P. José María Iraburo nos dirá: «El grado de perfección cristiana es el grado de crecimiento en la caridad».