
No pocas veces hemos confundido la paz cristiana con el pacifismo mundano. Aquel primero: es valiente, heróico, fuerte, con miras al cielo; el segundo, no pasa de ser cobardía disfrazada de virtud, que hace de los hombres piltrafas morales sometidas a la propaganda de un mundo que ya no quiere ser encandilado por la luz de los héroes, por el brillo de los mártires.
¿Cómo podemos ser cristianamente pacíficos sin ser mundanamente pacifistas? En la clase en vivo de hoy hablaremos sobre este asunto.