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Rito de Imposición del Escapulario del Carmen

El Escapulario debe ser bendecido e impuesto por primera vez por un sacerdote, en una breve ceremonia, en la cual la persona que lo recibe se consagra a la Virgen María. El que recibe el Escapulario Carmelita se compromete a imitar a la Virgen María en todas sus virtudes y a llevar una vida digna como consagrado.
Rito de Imposición del Escapulario del Carmen

1. El Escapulario es impuesto, sólo la primera vez, por un sacerdote. Puede ser sustituido por una medalla que tenga por una parte la imagen del Sagrado Corazón y por otra la de la Virgen.

2. Para quedar inscrito en la cofradía organizada o Tercera Orden del Carmen, este sacerdote debe estar facultado por el superior general de los Carmelitas. Los simples fieles no pueden bendecirlos ni imponerlos.

3. En caso de necesidad, basta para bendecir el Escapulario la señal de la cruz del sacerdote y las palabras. «En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén».

Descargar Aquí el PDF Rito de Imposición del Escapulario del Carmen.

Fórmula breve

S./ Oremos: Señor nuestro Jesucristo, Salvador del género humano, santifica + este hábito que tu siervo (a) ha resuelto llevar por amor a Tí y a tu Santísima Madre, la Virgen María del Monte Carmelo. Que por la intercesión de esta misma Señora sea defendido de los ataques del enemigo y persevere en tu gracia hasta la muerte. Tú que vives y reina por los siglos de los siglos.

R./ Amén.

Y asperge el hábito con agua bendita. Padre nuestro.

Lo impone a cada persona diciendo:

Recibe este hábito bendito, suplicándole a la Santísima Virgen que, por sus méritos, puedas llevarlo sin mancha, te defienda de toda adversidad y te conduzca a la vida eterna.

R./ Amén.

Luego continúa:

Yo con el poder que me ha sido concedido, te hago partícipe de todos los bienes espirituales que, con la cooperación de la misericordia de Jesucristo nuestro Señor, propagan los religiosos del monte Carmelo. En el nombre del Padre +, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

R./ Amén.

Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, te bendiga +, ya que se ha dignado agregarte a la confraternidad de la Santísima Virgen del Monte Carmelo. Y a ella le pedimos que, en la hora de tu muerte, aplaste la cabeza de la serpiente infernal, y que logres al fin conseguir la palma y corona de la herencia sempiterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

R./ Amén.

Fórmula Larga

RITO INICIAL

El celebrante, delante de una imagen de la Virgen, exhorta a los que van a recibir el Escapulario, invitándoles a participar dignamente en la celebración. Luego dice:

V./ En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

R./ Amén.

V./ La gracia de nuestro Señor Jesucristo, nacido de Santa María Virgen, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo, estén con todos ustedes.

R./ Y con tu espíritu.

El celebrante expone brevemente el significado de la bendición e imposición del Escapulario

LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS

Uno de los presentes, o el mismo celebrante, proclama un texto de la Sagrada Escritura, por ejemplo:

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 12, 1-2.

Hermanos: Les exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar sus cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es el culto razonable. Y no se ajusten a este mundo, sino transfórmense por la renovación de la mente, para que sepan discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto.

Palabra de Dios

(Puede leerse otros textos)

El celebrante exhorta a los presentes explicando la naturaleza de la celebración con estas o parecidas palabras.

Durante la vida terrena de Jesús quien tocaba, aunque sólo fuese los flecos de su manto quedaba curado. Alabamos al Señor por que en su Iglesia continúa usando los medios más humildes para mostrarnos su inmensa misericordia. También nosotros podemos utilizarlos para glorificar al Señor, expresar nuestro deseo de servirlo y renovar nuestro compromiso de fidelidad, contraído en la consagración bautismal para toda nuestra vida.

El Escapulario del Carmen es un signo del amor maternal de la Virgen María, que recuerda su iniciativa a favor de los miembros de la Familia Carmelita, particularmente en los momentos de mayor necesidad. Es un amor que pide respuesta de amor.

El Escapulario es un signo de comunión con la Orden de los Hermanos de la Bienaventurada Virgen del Monte Carmelo, dedicada al servicio de la Virgen para el bien de toda la Iglesia. Con él expresarán el deseo de participar en el espíritu y vida de la Orden.

El Escapulario es un espejo de la castidad y de la humildad de María; por su sencillez nos invita a vivir con modestia y pureza, llevándolo día y noche es signo de nuestra oración continua y de particular dedicación al amor y al servicio de la Virgen María.

Llevando el Escapulario renovarán nuestro compromiso bautismal de revestirnos de nuestro Señor Jesucristo. En María será salvaguardada vuestra esperanza de salvación, porque el Dios de la Vida ha puesto su morada en Ella.

PRECES

Sigue la oración común. Se proponen algunas intenciones a elegir las más adecuadas o añadir otras relacionadas con las peculiaridades de los fieles o de las circunstancias. El celebrante inicia diciendo:

V./ Roguemos a Dios, nuestro Padre, por intercesión de la Virgen María, diciendo:

R./ Te rogamos, óyenos. (o Te lo pedimos Señor)

– Para que quienes visten el Escapulario sean revestidos de Cristo con la gracia del Espíritu Santo, roguemos al Señor

– Para que quienes visten el Escapulario vivan su compromiso bautismal de revestirse de Cristo, roguemos al Señor.

– Para que quienes visten el Escapulario sean siempre miembros vivos de la Familia del Carmelo con sus oraciones, sacrificios y buenas obras, roguemos al Señor.

– Para que quienes visten el Escapulario sean continuación del amor de que Jesús profesaba a su Madre, roguemos al Señor

– Para que quienes visten el Escapulario se revistan de las virtudes de la Virgen Purísima, sepan escuchar la Palabra de Dios y vivirla cada día, roguemos al Señor.

– Para que quienes visten el Escapulario, por intercesión de María, sean iluminados en la contemplación, gozosos en la fraternidad y celosos en el servicio a los demás, roguemos al Señor.

– Para que quienes visten el Escapulario vivan de modo que entren a formar parte de la asamblea de los santos, con María, revestidos del vestido nupcial, roguemos al Señor.

ORACIÓN DE BENDICIÓN

El celebrante con las manos extendidas, dice:

V./ Padre Santo, que prefieres y aumentas la caridad, tú has querido que tu Unigénito Hijo Jesucristo se encarnara en el seno de la Virgen María por obra de Espíritu Santo; concede a este(a) hijo(a) tuyo(a) que recibe con devoción el Escapulario de la familia de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, la gracia de revestirse del Señor Jesús en todas las circunstancias de esta vida, y alcance así la gloria eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.

R./ Amén.

El celebrante asperja con agua bendita.

IMPOSICIÓN DEL ESCAPULARIO

El celebrante impone el Escapulario diciendo:

V./ Recibe este Escapulario por el cual quedas admitido (a) en la Familia de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, llévalo como signo de su protección maternal y de tu compromiso por imitarla y servirla. Ella te ayude a revestirte de Cristo, para gloria de la Santísima Trinidad y para cooperar en la Iglesia para el bien de los hermanos.

R./ Amén.

Terminada la imposición el celebrante anuncia la admisión a la familia carmelitana con estas o parecidas palabras:

V./ Por la facultad que me ha sido concedida te admito a la participación de todos los bienes espirituales de la Orden del Carmen.

CONCLUSIÓN DEL RITO

El celebrante concluye el rito de la bendición diciendo:

V./ La bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ustedes.

R./ Amén.

V./ Recibe este Escapulario, signo de una relación especial con María, la Madre de Jesús a quien te comprometes a imitar. Que este Escapulario te recuerde tu dignidad de cristiano, tu dedicación al servicio de los demás y a la imitación de María.

Llévalo como señal de su protección y como signo de tu pertenencia a la familia del Carmelo, dispuesto a cumplir la voluntad de Dios y a empeñarte en el trabajo por la construcción de un mundo que responda a su plan de fraternidad, justicia y paz.

R./ Amén.

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