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Milagros por intercesión del Escapulario de la Virgen del Carmen

La Santísima Virgen María dijo: «Toma este Escapulario, todo aquel que muera llevándolo no sufrirá el fuego eterno. Será un signo de salvación, una protección en el peligro y una promesa de la paz».
Milagros por intercesión del Escapulario de la Virgen del Carmen

Quienes visten el Escapulario del Carmen tienen una protección especial de la Santísima Virgen María «ahora y en la hora de la muerte». Los consagrados gozan de una protección especial de la Madre de Dios que les concede todo aquello que le piden con fe, así lo testifican los innumerables milagros que ocurren por intercesión de este insigne sacramental.

Los testimonios que citamos a continuación fueron tomados del Libro «Milagros y Prodigios del Santo Escapulario del Carmen» de Fr. Juan Fernández Martín O. C.

Se incendia una casa, y las llamas son apagadas con el Santo Escapulario

El Rvdo. P. Francisco Boersio, nos narra que en Ada, región donde se encuentra ubicado el Obispado de Milán, se incendió la casa de Alejandro Coto.

Fue tal la desgracia, que cuando llegó el remedio fue demasiado tarde. Pues la casa se encontraba en una zona despoblada y algo distante del lugar. 

En la casa se encontraban solos Alejandro y su hermano, pero tras varios esfuerzos desesperados, vieron con gran sentimiento y dolor como la casa era consumida por las llamas.

En medio de la pena y la aflicción, se le ocurrió a uno de ellos echar sobre el fuego el Escapulario de la Santísima Virgen del Carmen que llevaba en su cuello.

Mientras realizaba la acción, el otro hermano le manifestó que había escuchado muchas veces que al lanzar el Santo Escapulario sobre el fuego, éste se apagaba de inmediato.

No tardó la Santísima Virgen en socorrerlos. Las voraces llamas desaparecieron y los hermanos respiraron consolados.

Así lo hicieron, el conflicto y falta de medios materiales para lograr sofocar el fuego, alentó aún más la fe y la devoción de los hermanos, quienes suplicaron con ansias a María Santísima para que se digne poner fin, mediante su bendito Escapulario, a aquella tribulación que les desanimaba y les afligía.

No tardó la Santísima Virgen en socorrerlos. Las voraces llamas desaparecieron y los hermanos respiraron consolados. Ante tal prodigio, se pusieron de rodillas y comenzaron a dar gracias con indecible júbilo a la Madre de Dios.

Pero al levantarse quiso el cielo que admirasen otro gran milagro, pues entre los escombros encontraron el Santo Escapulario de María totalmente intacto, sin rasgos de haber pasado por el fuego y sin ningún daño.

Llegó la noticia del suceso a Milán, y el Sr.  Vicario examinó el Escapulario que detuvo el incendio, y jurídicamente lo aprobó, para que en todo tiempo diésemos gracias a nuestra Madre amable. Que así se digna consolar a los que con viva fe y rendida confianza acuden a su valiosísima protección en los instantes de inminente peligro.

Castigo Ejemplar

Ha sido táctica secular de los herejes protestantes ridiculizar las prácticas de devoción de los católicos, sobre todo las relacionadas con la Santísima Virgen. Pero, mal que les pese, Ella ha sido siempre la que quebranta con su huella Inmaculada todas las herejías, como menciona la Iglesia.

Una sacrílega parodia que hicieron los protestantes el año 1923, en la ciudad de Añasco, en la isla de Puerto Rico, es buena prueba de la popularidad inmensa que había alcanzado y que goza afortunadamente la devoción al Santo Escapulario de nuestra Madre del Carmen, que no en vano desfilaron por la isla apóstoles de la devoción a nuestra dulce Madre, tales como los padres Elías Sendra, Espiridión María Cabrera y el fervoroso y santo apóstol P. Elías Besalduch, y no menos lo es en la actualidad el benemérito Carmelita Padre José Sánchez. Tratose, pues, de ridiculizar por los protestantes tal devoción, la más arraigada entre los católicos.

El relato del caso es del Rvdo. P. Pedro de Arancibia, agustino, natural de abadiano, residente por aquellas fechas en Puerto Rico. El hecho tuvo lugar en la ciudad de Añasco, el día 24 de diciembre de 1923.

Celebraban, dice el P. Arancibia, los protestantes una velada, intentando ridiculizar nuestras devociones y hacer burla y bromas del clero católico. En la tal velada tomaban parte una joven de apellido Domínguez, que desempeñaba el papel de princesa. Un joven, Pietri, hacía de sacerdote católico. Pietri exigió dinero a la joven Domínguez. A la negativa de ésta, el cura Pietri, montando en cólera, insultó violentamente a la princesa, diciéndole: «Te vas a condenar, eres mala católica». La joven Domínguez, para demostrar su catolicidad religiosa, le muestra un Escapulario de la Virgen del Carmen que pendía de su cuello. El iracundo y frenético cura se lo arrebata de las manos, diciendo: «Esto es una tontería, una por…» levantando el brazo en actitud de arrojar al suelo el bendito Escapulario.

Pero Jesús, que suele tolerar con más paciencia los agravios inferidos a su persona adorable, suele hacer sentir su mano justiciera sobre los que se atreven a injuriar a su Santísima Madre.

En el presente caso no quiso que se profanara el honor de María y quedase en ridículo la devoción predilecta del pueblo católico de Puerto Rico. El brazo que se levantara para arrojar el Santo Escapulario del Carmen, como herido por un rayo, queda inmóvil. El joven Pietri queda idiota; no sabe ni puede responder a los que, estupefactos, le preguntan qué le pasa. El que entró en la velada rebosante de salud y alegría, sale a hombros de sus amigos, paralítico, tieso y enfermo.

Los protestantes hubiesen querido ocultar el espantoso suceso, pero, por fortuna, había en la velada, también, algunos católicos, que pusieron inmediatamente en conocimiento de su párroco todo lo sucedido, el cual refirió lo ocurrido para edificación de sus feligreses, en las fiestas del día de Reyes, y en la de San Antonio Abad, patrón de la parroquia, escuchándole emocionados todos los fieles que asistían a la Santa Misa, en los que se aumentó más y más el fervor y la devoción hacia el bendito Escapulario de María Santísima del Carmen, siendo centenares los que le recibieron este último día.

María promete hacer fácil por la gracia lo que es difícil por naturaleza. Y ayudar con más gracias ordinarias, siempre y cuando nos pongamos el signo de nuestra consagración a Ella.

La Santísima Virgen María dijo: «Toma este Escapulario, todo aquel que muera llevándolo no sufrirá el fuego eterno. Será un signo de salvación, una protección en el peligro y una promesa de la paz».

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