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¿Qué significa leer la Sagrada Escritura?

Para aquellos que nunca han leído la Biblia, al principio puede parecerles una tarea bastante difícil adentrarse a los pasajes y las líneas de este excepcional libro, ya que no saben cómo entenderla ni hacer uso de los mensajes que Dios allí nos presenta. Como cristianos, estamos llamados a vencer esos miedos, porque todos debemos practicar diariamente el arte de leer la Sagrada Escritura, que es el arte de traer a Jesús vivo y presente en cada lectura de la palabra de Dios.
¿Qué significa leer la Sagrada Escritura

Por Fray Nelson Medina, OP

Antes de comenzar a hablarles del tema a profundidad, debemos recordar ante todo las palabras de San Pablo en la Carta a Timoteo: «Toda la Escritura está inspirada por Dios, y es útil para enseñar y para argüir, para corregir y para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para hacer siempre el bien» (2da Timoteo 3,26-27).

La Biblia es inspiración divina, por lo tanto, no tratemos de entenderla con nuestros razonamientos humanos que bien finitos sabemos que son, debemos pedir Sabiduría al Espíritu Santo y, bajo la luz de la doctrina social de la Iglesia, comenzar a entenderla espiritualmente.

Al principio leer la Biblia puede parecer una tarea bastante difícil para aquellos que nunca la han leído y que no saben cómo entenderla ni hacer uso de los mensajes que allí nos presenta Dios. Como Cristianos, estamos llamados a vencer esos miedos, porque todo cristiano debe practicar diariamente el arte de leer la Biblia, que es el arte de traer a Jesús vivo y presente en cada lectura de la palabra.

Hay un dato fundamental que conviene recordar al acercarnos a leer la Biblia, y es que: el texto que conocemos inició su camino de manera oral. Este sencillo hecho, ¿qué consecuencias trae? Son varias:

1. La Biblia es ante todo narración. Su carácter es, entonces, en primer lugar, testimonial.

2. Mientras que el texto escrito nace básicamente como posesión de un autor, la originalidad importa menos y a veces no importa en absoluto cuando se trata de transmitir oralmente un relato.

3. El texto que ha nacido por escrito se convierte en un «algo»; el mensaje oral implica siempre el encuentro con «alguien». Esto crea una relación peculiar entre el pueblo que guarda ese texto, y el texto que guarda a ese pueblo. El lema de Lutero: «Sola Scriptura» lo que está diciendo es: «No necesito comunidad».

Las consecuencias principales de estos postulados son:

1. Todo evangelizador ha de ser ante todo un testigo.

2. No interesa ser originales en el contenido. Según el auditorio, puede ser importante serlo en cuanto al modo de expresión, el recurso técnico, los ejemplos aducidos o las aplicaciones a las diversas circunstancias de la vida.

3. Nuestro sentido de comunidad (Iglesia) nos lleva a valorar el trípode propuesto por Dei Verbum: Biblia, Tradición, Magisterio

La Iglesia nos recomienda a todos los católicos leer todos los días la Biblia pues esta lectura será el alimento para nuestra alma, nos ayudará a conocer lo que Dios quiere decirnos y lo que Jesucristo nos enseñó.

Debemos leer la Biblia: La Iglesia nos recomienda a todos los católicos leer todos los días la Biblia (sobre todo en Septiembre, mes de la Biblia) pues esta lectura será el alimento para nuestra alma, nos ayudará a conocer lo que Dios quiere decirnos y lo que Jesucristo nos enseñó.

Leer toda la Biblia en el transcurso de un año: algunas reflexiones y el siguiente testimonio

1. Sin pretensión alguna, comento que esta es la cuarta vez, en mi vida, que leo toda la Biblia. Pero es la primera en voz alta. Pueden creerme: hace una diferencia.

2. La lectura la empecé el 31 de agosto del 2018 y la terminé, por la misericordia de Dios, el 30 de agosto de 2019. He podido comprobar por experiencia que Dios es el que da el querer y el obrar (Filipenses 2,13), y también que Él acoge nuestros deseos: le pedimos que Él, que había iniciado la buena obra, la llevara a buen término (Filipenses 1,6).

3. Me impacta la cantidad de texto de la Biblia que simplemente es desconocido por la inmensa mayoría de la gente. Sabemos que la Sagrada Biblia es el libro más publicado en el mundo pero es bien posible que sea uno de los más desconocidos. Según un estimado propio, hay un 70% o más de la Biblia que no está en ningún leccionario de Misa, rituales o sacramentos de nuestra Iglesia Católica. Esto significa que un católico muy fervoroso, que vaya a Misa todos los días y celebre todos los sacramentos propios de su estado, sin embargo morirá sin haberse enterado de mucho más de la mitad de la Biblia.

4. Lo anterior no significa que ese 70%, o cosa parecida, que nunca se lee en la liturgia sea «secreto», distinto o contrario al mensaje que uno encuentra en la Liturgia. Muy al contrario, mi experiencia de lectura (del 100%) del texto me conduce a la gratitud y admiración hacia quienes a lo largo de los siglos han escogido los textos litúrgicos, ya sean de la Misa, los sacramentos, los demás rituales o la Liturgia de las Horas. Mas es claro que el resto del texto no «sobra» y que es inspirado y querido por Dios para nuestra salvación.

5. Un pensamiento clave al acercarnos a la Biblia es que es Palabra que revela. Por algo dijo San Jerónimo, en su prólogo al Comentario del profeta Isaías: «Desconocer las Escrituras es desconocer a Cristo». El problema está en que «desconocer a Cristo» no impide seguir hablando de Cristo. Ya no será el Cristo verdadero, ya no será el Dios verdadero, ya no será la verdad sobre la Iglesia o sobre la evangelización, pero el torrente de discursos no parará. Cuanto más nos alejamos de la Escritura mayor porcentaje de «Cristo inventado» y de «Dios inventado» habrá en las predicaciones y los criterios morales.

6. Dicho de otra manera: el vocabulario genuinamente bíblico es inseparable del conjunto del texto, incluyendo las partes más incómodas, y es inseparable del pueblo creyente que vivió aquellas experiencias , ya sea en el antiguo Israel o en los tiempos de los apóstoles. Y por supuesto: apartarse del sentido propio de esas palabras conduce inevitablemente a la ideología. Palabras tan preciosas como «misericordia», «amor» o «justicia» quedan severamente dislocadas y profanadas fuera de la lectura amplia de los textos de la Biblia.

7. Por todo ello, yo recomiendo a todo cristiano que quiera madurar en su fe, y muy especialmente a mis hermanos sacerdotes, a que se sometan a una inmersión profunda, voluntaria, prolongada, humilde, en el texto sagrado. La lectura completa puede tomar, si se hiciera sin interrupciones, y sin añadir títulos ni anotaciones ni comentarios, algo más de 100 horas. Tome usted su tiempo. Siga usted un camino metódico, pedagógico, orante, y recuerde: de lo que se trata es de que la Palabra tome poder y tenga su lugar en nosotros; no de imponer nuestro pensamiento o el pensamiento de nuestro tiempo sobre Dios.

Propósito: Consigue una BIBLIA para tu hogar, colócala en un lugar donde toda la familia pueda tomarla y leerla cómodamente, que se haga costumbre leer un fragmento diario por persona. Te sugerimos comenzar por el Evangelio de Marcos.

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