Actitud ante las adversidades
(Marcos 4, 35-41) «¿Por qué sois tan miedosos? ¿Cómo es que no tenéis fe?». Y ellos temían con un miedo grande, y se decían unos a otros: «¿Quién es, entonces, Éste, que aun el viento y el mar le obedecen?»
(Marcos 4, 35-41) «¿Por qué sois tan miedosos? ¿Cómo es que no tenéis fe?». Y ellos temían con un miedo grande, y se decían unos a otros: «¿Quién es, entonces, Éste, que aun el viento y el mar le obedecen?»
(Marcos 4, 35-41) Lo despertaron diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?». Entonces Él se levantó, increpó al viento y dijo al mar: «¡Calla; sosiégate!» Y se apaciguó el viento y fué hecha gran bonanza. Después les dijo: «¿Por qué sois tan miedosos? ¿Cómo es que no tenéis fe?»
(Mateo 6, 19-23) «No os amontonéis tesoros en la tierra, donde polilla y herrumbre (los) destruyen, y donde los ladrones horadan los muros y roban»
(Mateo 22, 34-40) «”Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, con toda tu alma, y con todo tu espíritu. Éste es el mayor y primer mandamiento”. El segundo le es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. De estos dos mandamientos pende toda la Ley y los Profetas»
(Mateo 6, 7-15) «Y cuando oráis, no abundéis en palabras, como los paganos, que se figuran que por mucho hablar serán oídos. Por lo tanto, no los imitéis, porque vuestro Padre sabe qué cosas necesitáis, antes de que vosotros le pidáis»
(Mateo 6, 1-6. 16-18) «Tú, al contrario, cuando quieras orar entra en tu aposento, corre el cerrojo de la puerta, y ora a tu Padre que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagara»
(Mateo 5, 43-48) «Amad a vuestros enemigos, y rogad por los que os persiguen, a fin de que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace levantar su sol sobre malos y buenos, y descender su lluvia sobre justos e injustos»
(Mateo 5, 38-42) «Oísteis que fue dicho: “Ojo por ojo y diente por diente”. Mas Yo os digo: no resistir al que es malo; antes bien, si alguien te abofeteare en la mejilla derecha, preséntale también la otra»
(Marcos 4, 26-34) «Sucede con el reino de Dios lo que sucede cuando un hombre arroja la simiente en tierra. Ya sea que duerma o esté despierto, de noche, y de días la simiente germina y crece, y él no sabe como»
(Mateo 5, 33-37 ) «No juren de ninguna manera, ni por el cielo, que es el trono de Dios».
(Mateo 5, 27-32) «Si tu ojo derecho es para ti ocasión de pecado, arráncatelo y tíralo lejos, porque más te vale perder una parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al lugar de castigo».
(Mateo 5, 20-26) «Os digo, pues, que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos»
(Lucas 10, 1-9) «La mies es grande, y los obreros son pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id: os envío como corderos entre lobos […]»
(Mateo 5, 17-19) «No vayáis a pensar que he venido a abolir la Ley y los Profetas. Yo no he venido para abolir, sino para dar cumplimiento. En verdad os digo, hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota, ni un ápice de la Ley pasará, sin que todo se haya cumplido»
(Mateo 5, 13-16) «Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor?».
(Mateo 10, 7-13) «Y de camino predicad diciendo: “El reino de los cielos se ha acercado”. Sanad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad fuera demonios. Recibisteis gratuitamente, dad gratuitamente»
(Mateo 5, 1-12 ) «Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos».
(Marcos 3, 20-35) «En verdad, os digo, todos los pecados serán perdonados a los hombres, y cuantas blasfemias dijeren; pero quien blasfemare contra el Espíritu Santo, no tendrá jamás perdón y es reo de eterno pecado»
(Marcos 12, 38-44) «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplios ropajes y recibir reverencias en las calles […] Estos recibirán un castigo muy riguroso».
(Lucas 2, 41-51) «[…] su madre conservaba todas estas palabras en su corazón»