La inmutable ley de Dios

(Mateo 5, 17-19) «No vayáis a pensar que he venido a abolir la Ley y los Profetas. Yo no he venido para abolir, sino para dar cumplimiento. En verdad os digo, hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota, ni un ápice de la Ley pasará, sin que todo se haya cumplido»

Evangelio según San Mateo 5, 17-19

«No vayáis a pensar que he venido a abolir la Ley y los Profetas. Yo no he venido para abolir, sino para dar cumplimiento. En verdad os digo, hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota, ni un ápice de la Ley pasará, sin que todo se haya cumplido.

Por lo tanto, quien violare uno de estos mandamientos, (aun) los mínimos, y enseñare así a los hombres, será llamado el mínimo en el reino de los cielos; mas quien los observare y los enseñare, este será llamado grande en el reino de los cielos».

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Esta homilía apareció por primera vez aquí el 9 de Junio de 2021
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2 comentarios en “La inmutable ley de Dios”

  1. La ley de Dios es immutable que Cristo tuvo que morir por el transgresor de la ley, porque precisamente no se podia cambiar ni abolir. Entonces porque la iglesia cambio el segundo mandamiento y el cuarto? Exodos 20

    Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.

    1. No tendrás dioses ajenos delante de mí.
    2. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
    3. No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.
    4. Acuérdate del día de reposo[a] para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo[b] para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo[c] y lo santificó.
    5. Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.

    6. No matarás.
    7. No cometerás adulterio.
    8. No hurtarás.
    9. No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.
    10. No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

    1. Agradezco sinceramente su comentario y la oportunidad de abordar este tema desde la perspectiva doctrinal y magisterial de la Iglesia Católica. La cuestión que plantea sobre la inmutabilidad de la ley de Dios y las aparentes diferencias en la enumeración de los mandamientos es, sin duda, un tema de profundo interés teológico y catequético.

      En primer lugar, es esencial afirmar que la Iglesia Católica sostiene firmemente la inmutabilidad de la ley divina. Esta inmutabilidad es precisamente la razón por la cual Cristo, el Verbo hecho carne, tuvo que asumir nuestra condición y redimirnos mediante su sacrificio en la cruz, cumpliendo así la justicia divina.

      Ahora bien, respecto a la enumeración de los mandamientos, es crucial entender que la Iglesia no ha cambiado ni abolido ninguno de ellos. Más bien, la diferencia en la enumeración radica en una interpretación y estructura pedagógica específica que tiene como objetivo facilitar la enseñanza y la memorización de los fieles, sin alterar en absoluto el contenido moral y doctrinal esencial.

      En lo referente al segundo mandamiento, que según su referencia se expresaría como “No te harás imagen, ni ninguna semejanza…”, la Iglesia Católica entiende esta prohibición en el contexto de la adoración de imágenes como ídolos. En la tradición católica, las imágenes de Cristo, la Virgen María y los santos no son objetos de adoración (latría), sino de veneración (dulía e hiperdulía) y sirven como medios para elevar el pensamiento a la realidad divina y recordar las virtudes ejemplares de los santos. Esta distinción fue explícitamente aclarada en el Segundo Concilio de Nicea (787), que definió la legitimidad del uso de imágenes en la liturgia y la vida cristiana, siempre y cuando no se les otorgue culto latréutico propio solo de Dios.

      En cuanto al cuarto mandamiento, que se refiere al día de reposo (Shabat), la Iglesia Católica enseña la observancia del domingo como el día del Señor. Este cambio no se debe a una abolición del mandamiento sino a su cumplimiento en el nuevo contexto de la Redención. El domingo, día de la Resurrección de Cristo, se celebra como la plenitud de la Creación y la nueva creación en Cristo. Esta práctica está arraigada en la tradición apostólica y fue confirmada en los concilios de la Iglesia primitiva y en los escritos patrísticos.

      Un pasaje significativo que apoya esta transición se encuentra en el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC 2174-2175), que explica: “Jesucristo resucitó de entre los muertos «el primer día de la semana» (Mt 28, 1; Mc 16, 2; Lc 24, 1; Jn 20, 1). En cuanto ‘primer día’, el día de la Resurrección de Cristo recuerda la primera creación. En cuanto ‘octavo día’, que sigue al sábado (cf. Mc 16, 1; Mt 28, 1), significa la nueva creación inaugurada con la Resurrección de Cristo.”

      En conclusión, la Iglesia Católica, a través de su tradición y enseñanza magisterial, ha mantenido y promovido la integridad y la continuidad de los Diez Mandamientos. Las diferencias en la enumeración que usted menciona no constituyen un cambio o abolición de la ley divina, sino una modalidad catequética y pedagógica para facilitar su enseñanza y aplicación, en consonancia con la tradición apostólica y el desarrollo del entendimiento teológico a lo largo de los siglos.

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