[Homilía Diaria] Somos familia de Dios
(Mateo 12, 46-50) «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»
(Mateo 12, 46-50) «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»
El aislamiento preventivo para evitar el contagio de coronavirus puede transformarse en una oportunidad única para compartir más tiempo con los hijos, enseñar habilidades y crear memorias que serán atesoradas toda la vida.
Es lastimoso que una mujer católica se confunda con el mundo en lo que éste tiene de antievangélico, y que cuando vemos a una joven vestida habitualmente con modestia se tienda a pensar que es miembro de alguna secta.
Que nuestros niños lean, pero no cualquier cosa, sino buenos y grandes libros, que atiendan, como recomienda el Apóstol, a «todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, a todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio» en estos libros, y que aparten a un rincón oscuro la nueva literatura deprimente y corrosiva que hoy se les ofrece. ¡Ayúdenles ustedes queridos Padres!
La verdadera santidad consiste en el exacto cumplimiento de la ley de Dios y en un empeño vivo de crecer en la virtud. En cualquier estado de vida en el que te encuentres eres capaz de amar a Dios y alcanzar la santidad, ya que en todos los estados hubo santos, y se hicieron santos justamente por la gracia de este amor.
Dios quiso nacer dentro de una familia santificando así la familia humana. La Iglesia nos invita a celebrar la fiesta de la Sagrada Familia y en este marco redescubrir, nosotros también, nuestra condición de miembros de la familia de la iglesia e identificarnos con los miembros de la Sagrada Familia de acuerdo con nuestro estado de vida.
Quizás más almas van al infierno por los pecados sexuales que cualquier otro tipo debido a lo fácil que es caer en ellas, especialmente en la cultura actual, donde el sexo es glorificado como la principal fuente de felicidad humana.
El Cardenal Robert Sarah, ex prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, pronunció una magistral conferencia en la que señaló que «la escuela y la universidad atraviesan una crisis muy profunda, la de una sociedad laicista, secularizada, sin Dios».
¿Es prioridad de los padres de familia inculcar valores y principios cristianos a sus hijos? Paternidad responsable significa enseñarles – desde pequeños – a los hijos a ser hombres y mujeres de bien, conocedores de los principios humanos y cristianos. ¿Aprenden y desarrollan estos valores nuestros hijos hoy?… Para enseñar valores, primero los padres deben poseerlos.
Los hijos necesitan la alteridad sexual, lo que le da la masculinidad del padre y la feminidad de la madre. Los padres marcan absolutamente a los hijos, por eso es importante que sean conscientes de lo que tienen entre manos.
San Juan Crisóstomo fue educado en el amor a Dios desde su más tierna infancia, y eso le hizo un gran bien. Por eso escribe: «Cría un atleta para Cristo y, permaneciendo en el mundo, enséñale a ser piadoso desde la primera infancia».
No creo que sorprenda a nadie que estos tiempos puedan ser calificados de tiempos de obsesión cibernética. A una velocidad mayor a la imaginada por los más avanzados de los novelistas de la ciencia-ficción, nuestra sociedad se está viendo envuelta y atenazada por el manto de acero y silicio de la tecnología electrónica.
Los padres de Santa Teresita son un testimonio clarísimo de familia cristiana según el Evangelio.
El fácil acceso a la pornografía y el bombardeo constante se ha convertido en un grave problema para los padres, pues son cada vez más niños los que visualizan este tipo de contenido, con los graves efectos que esto produce en ellos.
¿Cuántas Semanas Santas has vivido? ¿Muchas? ¿Y si te dijéramos que quizá nunca has vivido una sola Semana Santa de verdad? Pues Roberto ha experimentado esa perplejidad en el contacto con las tradiciones más antiguas de su pueblo. He aquí su historia.
11 consejos útiles y prácticos que pueden ayudar a todos los que tengan hijos en esas edades tan tempranas y complicadas.
En tiempos en que el divorcio crece de manera acelerada, la frase: «el matrimonio es con una y para siempre», resulta incómodo, medievalesco, por consiguiente, descartable. La idea de indisolubilidad matrimonial, a muchos, simplemente les repugna.
Los hombres y las mujeres de nuestro tiempo con su ignorancia, su egoísmo, su hedonismo, su falta de fe y desconfianza en Dios ya no quieren traer muchos hijos al mundo. Actuar conforme a la voluntad de Dios y «aceptar los hijos que Dios quiera mandar” no es fácil ni sencillo, implica muchos desvelos y sacrificios, es cuestión de generosidad y de confianza en Dios.
¿Qué hacer para formar un hogar católico? El deseo de los padres de hacer que su familia sea un lugar de formación de virtudes cristianas se enfrenta ante la falta de modelos que muestren un camino a seguir. Sin embargo, la verdad triunfa siempre, y se nos propone como camino para que nosotros seamos los nuevos modelos.
Diálogo sobre el ocaso de una civilización. La familia, la amistad, los buenos libros y la oración se presentan como refugios frente a una cultura que parece marchar hacia el suicidio colectivo. ¿Qué consuelo tenemos nosotros? Primero la esperanza en Dios: a la larga, Dios nos protege y el mal es pasajero, siempre.