La Santísima Virgen es mediadora entre Dios y el pecador
Dice Benedicto XVI: «A la derecha de Cristo está asociada de modo singularísimo la Virgen María: uniendo su sí incondicional al de su Hijo Jesús y haciéndose con él obediente hasta el sacrificio… Por eso, Dios la exaltó por encima de toda criatura y Cristo la coronó Reina del cielo y de la tierra». Después de ese título, nada le es más agradable que el de abogada de los pecadores. María fue escogida Madre de Dios para que los pecadores obtuviesen su salud por la intercesión de su misericordia.