¿Es pecado contar chistes?
Por increíble que parezca, contar chistes, en la doctrina católica, no es un pecado; al contrario, en buenas circunstancia, puede ser algo virtuoso. El vicio está, como en todo, en los excesos y en su mal empleo.
Por increíble que parezca, contar chistes, en la doctrina católica, no es un pecado; al contrario, en buenas circunstancia, puede ser algo virtuoso. El vicio está, como en todo, en los excesos y en su mal empleo.
San José supo enseñar a Jesús con las lecciones con que todo buen padre israelita sabía educar a su hijo: lecciones de vida limpia y de sacrificio, de virtudes humanas y de trabajo ofrecido a Dios y bien acabado; lecciones de vida sobria, justa y honesta.
San José no fue un hombre de quien recordamos sus palabras, sino sus virtudes y acciones. Benedicto XVI nos habla sobre algunas virtudes heroicas del glorioso Patriarca San José, de quien debemos aprender a ser «caminantes que se dejan llevar por Dios».
«Queridos jóvenes, la felicidad que buscáis, la felicidad que tenéis derecho de saborear, tiene un nombre, un rostro: el de Jesús de Nazaret, oculto en la Eucaristía» Benedicto XVI.
La humildad causa en la persona el conocimiento verdadero de sí mismo ante los hombres. En efecto, por ella, dice el Doctor, podemos «pensar que los demás poseen mayor bondad que nosotros, o que nosotros tenemos más defectos, y humillarnos ante ellos»
Para Lewis «la amistad surge fuera del mero compañerismo cuando dos o más compañeros descubren que tienen en común algunas ideas o intereses o simplemente algunos gustos que los demás no comparten y que hasta ese momento cada uno pensaba que era su propio y único tesoro, o su cruz. La típica expresión para iniciar una amistad puede ser algo así: “¿Cómo, tú también? Yo pensaba ser el único”».
Reflexiones ante el insólito impacto emocional que ha tenido la enfermedad en la población planetaria.
(Mateo 5, 38-42) «Al que te pide, dale; y al que quiere que le prestes, no le vuelvas la espalda»
(Mateo 5, 1-12 ) «Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos».
(Juan 17, 11-19) «Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo».
(Juan 16,29-33) «En el mundo tendrán tribulaciones; pero tengan valor, porque yo he vencido al mundo».
(Juan 16, 23-28) «Yo les aseguro: cuanto pidan al Padre en mi nombre, se lo concederá».
(Juan 16, 20-23) «Ahora ustedes están tristes, pero yo los volveré a ver, se alegrará su corazón».
Dice Stevenson que existe una ociosidad positiva, esta ociosidad «no consiste en no hacer nada, sino en hacer muchas cosas no reconocidas», es decir, hacer algo distinto de un trabajo servil: por ejemplo, mirar a las estrellas, recolectar flores, «llegar a la contemplación».
Propongámonos en este inicio de año hacer un cambio, un verdadero cambio interno, individual, comenzando por nosotros mismos.
Con la pérdida de los valores cristianos en nuestra sociedad, una de las palabras más bellas que convivían con nosotros ha dejado de existir: la caridad.
En este artículo de formación se hablará sobre la virtud de la estudiosidad y su bien supremo ante los promotores de las mentiras ideológicas.
«La paciencia es la más heroica de las virtudes, precisamente porque carece de toda apariencia de heroísmo» (Giacomo Leopardi ). La paciencia es una forma de enfrentar al mundo desde la esperanza de la vida eterna, es una de las formas más elevadas de darle su lugar al prójimo y confiar en Dios.
En la primavera de la vida, todo joven se pregunta: «Vida ¿Qué me darás? ¿Qué es lo que me espera?» Y la vida le devuelve la pregunta, como la tierra al campesino: «Depende de lo que tú me des. Recibirás tanto cuanto trabajes, y cosecharás conforme hayas sembrado».
Si Lucifer y los demás Ángeles malos no hubiesen caído en el pecado de orgullo, no existirían demonios, y, por consiguiente, nadie habría tentado a nuestros primeros padres, y así ellos hubieran tenido la suerte de perseverar.