Lo que hace impuro al hombre
(Marcos 7, 14-23) «Lo que procede del hombre, eso es lo que mancha al hombre».
(Marcos 7, 14-23) «Lo que procede del hombre, eso es lo que mancha al hombre».
(Marcos 6, 14-29) «Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos, y por eso las virtudes obran en Él»
(Marcos 2, 1-12) «¿Por qué discurrís así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados»
(Lucas 17, 26-36) «Quien intente conservar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará»
(Lucas 7, 36-50) «Por lo cual, yo te digo: sus pecados, que son muchos, le han quedado perdonados, porque ha amado mucho. En cambio, al que poco se le perdona, poco ama»
(Mateo 18, 21—19, 1) Entonces arrojándose a sus pies el siervo, postrado, le decía: «Ten paciencia conmigo, y te pagaré todo» Movido a compasión el amo de este siervo, lo dejó ir y le perdonó la deuda.
(Mateo 12, 38-42) «Una raza mala y adúltera requiere una señal: no le será dada otra que la del profeta Jonás. Pues así como Jonás estuvo en el vientre del pez tres días y tres noches, así también el Hijo del hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches. Los ninivitas se levantarán, en el día del juicio, con esta raza y la condenarán, porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás; ahora bien, hay aquí más que Jonás[…]»
La Moral Conyugal tiene por sí misma muchas aristas poco conocidas y poco desarrolladas en los Cursillos Pre-Matrimoniales, ya sea por falta de conocimiento, falso pudor o por simples tabúes. El Padre Javier Olivera Ravasi explica el tema, desde su experiencia de más de 15 años de ministerio sacerdotal, con la ayuda de conocedores en el tema.
(Lucas 9, 43-45) «Vosotros, haced que penetren bien en vuestros oídos estas palabras: el Hijo del hombre ha de ser entregado en manos de los hombres»
La aparición de la Masonería moderna puede registrarse en Inglaterra hacia 1717. La Iglesia Católica la identificó inmediatamente como un enemigo implacable, que revestía muchas veces el ropaje de la Iglesia Anglicana.
El desarrollo de un mundo ficticio -aludo a la definición del Catecismo- sólo puede explicarse plenamente con una causa preternatural: la dirección ejercida por el Padre de la Mentira (cf. Jn. 8, 44), como Jesús llamó a ese siniestro personaje.
La sociedad atraviesa una gran crisis, la crisis del hombre moderno que no ha sabido forjar su carácter, no ha podido aprender de la valía de sus antepasados y mucho menos pensar por sí mismo. Nos encontramos ante hombres débiles que son consolados por una falsa «pax moderna». ¿Cuál será la herencia que recibirán las próximas generaciones? Serán más pobres… pero más dignos.
Nuestros pecados tienen como efecto algunas penas que requieren purificación, la expiación es el remedio. Deben, por ello, los cristianos completar en su carne lo que falta a la pasión de Cristo.
Es importante tener presente que es Dios mismo, a través del poder que otorgó a sus sacerdotes, quien perdona nuestros pecados cuando realizamos una confesión bien hecha.
(Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23) «Escuchadme todos con inteligencia: No hay cosa fuera del hombre que, entrando en él, lo pueda manchar; mas lo que sale del hombre, eso es lo que mancha al hombre. […]»
Por increíble que parezca, contar chistes, en la doctrina católica, no es un pecado; al contrario, en buenas circunstancia, puede ser algo virtuoso. El vicio está, como en todo, en los excesos y en su mal empleo.
(Juan 8, 1-11) «Aquel de vosotros que esté sin pecado, tire el primero la piedra contra ella»
Una de las grandes cuestiones que se dan con respecto a las bebidas alcohólicas, es si ésta constituye o no un pecado. El Padre Miguel responde a este cuestionamiento en un nuevo episodio de la Fe Explicada.
El amor desordenado de nosotros mismos lleva a la muerte, según dice el Señor: “El que ama (desordenadamente) su alma, la perderá; mas el que la aborrece (o mortifica) en este mundo, la conserva para la vida eterna” (Juan 12, 25).
¿Quiénes se salvan? ¿Es Dios quien condena? ¿Cuál es la utilidad de saber si son pocos o muchos los que se salvan? San Leonardo de Porto Maurizio, predicador franciscano de principios del siglo XVIII, nos explica este intrigante tema. Pese a que el texto fue escrito hace muchos años permanece tan actual que parece hecho para nuestros días.