Por ignorancia, muchos cristianos consideran que tomar bebidas alcohólicas es un pecado.
Es importante saber que consumir bebidas alcohólicas con moderadación no es pecado, el pecado está en la «borrachera».
Para evitar el estado de embriaguez, se debe evitar, «tomar por tomar».
San Juan Crisóstomo en su Homilía 57, indica que el problema no es el vino sino el mal uso que se hace de este, aconseja tomar vino pero siempre con moderación:
Por ejemplo, escucho a muchos decir, cuando ocurren estos excesos, “¿Ojalá no hubiera vino?” ¡Oh locura! ¡Oh locura! Cuando otros hombres pecan, ¿hallas tú falta en los dones de Dios? ¿Y qué gran locura es esta? ¿Qué? ¿Produjo el vino, oh hombre, este mal? No el vino, sino la intemperancia de los que se deleitan en él. Entonces di: “¿No habría embriaguez ni lujo?” pero si dices: “¡Ojalá no hubiera vino!”, dirás, avanzando gradualmente, “Ojalá no hubiera acero a causa de los asesinos; ninguna noche, a causa de los ladrones; sin luz, por culpa de los informantes; ninguna mujer, a causa de los adulterios “; y, en una palabra, destruirás todo.