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¿Por qué el demonio odia tanto el Escapulario?

Entre los muchos sacramentales de la Iglesia Católica, el Escapulario del Carmen es uno de los más populares. A lo largo de la historia, este sacramental ha ayudado a innumerables almas cristianas y ha demostrado ser una poderosa defensa contra el maligno.
¿Por qué el diablo odia el escapulario?

Por Philip Kosloski 

El Escapulario es un pedazo de tela marrón que se lleva alrededor del cuelo y promueve una relación más profunda con Jesucristo y su Madre, la Santísima Virgen María. Simboliza nuestra consagración a la Madre de Dios a quien pedimos su poderosa intercesión.

El testimonio de innumerables cristianos ha demostrado que el Escapulario Carmelita es una poderosa arma contra Satanás. En el opúsculo Garment of Grace, encuentra evidencia de este hecho en la vida del venerable Francis Ypes. Según cuenta la historia, «un día el escapulario se rompió. Cuando lo reemplazó, el demonio aulló: «Quítate esa costumbre que me arrebatas tantas almas !» Francis hizo admitir al diablo que hay tres cosas que los demonios temen más que cualquier otra cosa: el Santo Nombre de Jesús, el Santo Nombre de María y el Santo Escapulario del Carmelo.

Como ejemplo del poder sacramental del escapulario para «arrebatar» almas al diablo, San Pedro Claver usó el escapulario en sus aventuras misioneras. Todos los meses «llegaba una carga de miles de esclavos a Cartagena, Colombia, América del Sur. San Pedro cuidaba la salvación de sus conversos. Primero, organizó catequistas para darles instrucciones, luego se aseguró de que fueran bautizados y vestidos con el Escapulario. Algunos eclesiásticos lo acusaron de exceso de celo, pero San Pedro tenía fe en el hecho de que María cuidaría a cada uno de sus más de 300.000 conversos.

«Tengo más miedo cuando pronuncias el nombre de la Virgen, porque me humilla ser vencido por una simple creatura que por Él».

Esta y otras historias recuerdan lo que muchos exorcistas han experimentado. El famoso padre exorcista Gabriele Amorth dijo que el diablo le había dicho durante un exorcismo «Tengo más miedo cuando pronuncias el nombre de la Virgen, porque me humilla ser vencido por una simple creatura que por Él».

Un hecho ocurrido con el Santo Cura de Ars.

Al Santo Cura de Ars se lo conoce por ser un gran confesor. En una ocasión, una joven se acercó al sacerdote para confesarse. Estaba pronta a ingresar a la vida religiosa

El santo le dice: ¿Recuerdas, hija mía, en cierta noche de baile, dónde estabas? Había un hombre muy joven, muy lindo, desconocido, distinguido, admirado, y todas las chicas querían bailar con él.

Ella contesta: Sí, recuerdo cuando nunca vino a preguntarme, estaba triste, pero todas las demás chicas tuvieron el privilegio de bailar con ese joven.
El Cura de Ars le pregunto a la joven: Te hubiera gustado bailar con él, ¿no?

Sí. dijo ella.
Él prosigue: ¿Recuerdas, cuando ese joven salía del salón de baile, viste bajo sus pies dos llamas azules? ¿Y pensaste que era una ilusión de tus ojos? Cuando viste a ese joven salir del salón de baile, ¡viste fuego bajo sus pies! No fue una ilusión de tus ojos, hija mía. Ese hombre era un demonio. Y si no vino a invitarte a bailar es por una razón: llevabas la vestidura de Nuestra Señora del Monte Carmelo.

En consecuencia, cuando se lleva puesto el Escapulario, la persona llega a desarrollar «buenos hábitos» de fe, se convierte en una fuerte defensa contra Satanás, porque la persona se acerca más a la Virgen María, a quien el diablo aborrece con vehemencia.

En 1950 Papa Pío XII escribió acerca del escapulario: “que el escapulario sea tu signo de consagración al Inmaculado Corazón de María, lo cual estamos particularmente necesitando en estos tiempos tan peligrosos”.

Quien usa el escapulario debe ser consciente de su consagración a Dios y a la Virgen. “Pertenecer a María” es reconocer su misión maternal sobre nosotros y entregarnos a ella para dejarnos guiar, enseñar, moldear por Ella y en su corazón. Así podremos ser usados por Ella para la extensión del Reino de su Hijo.

Alerta contra abusos

El escapulario No salva por sí solo como si fuera algo mágico o de buena suerte, ni es una excusa para evadir las exigencias de la vida cristiana. Mons. Kilian Lynch, antiguo general de la Orden Carmelita nos dice: “No lleguemos a la conclusión que el escapulario está dotado de alguna clase de poder sobrenatural que nos salvará a pesar de lo que hagamos o de cuanto pequemos… Una voluntad pecadora y perversa puede derrotar la “omnipotencia suplicante” de la madre de la misericordia.”

Los Papas y Santos han muchas veces alertado acerca de no abusar de la promesa de nuestra madre como si nos pudiéramos salvar llevando el escapulario sin conversión. El Papa Pío XI nos advierte: “aunque es cierto que la Virgen María ama de manera especial a quienes son devotos de ella, aquellos que desean tenerla como auxilio a la hora de la muerte, deben en vida ganarse dicho privilegio con una vida de rechazo al pecado y viviendo para darle honor.”

Vivir en pecado y usar el escapulario como ancla de salvación es cometer pecado de presunción ya que la fe y la fidelidad a los mandamientos es necesaria para todos los que buscan el amor y la protección de Nuestra Señora.

San Claudio de la Colombiere advierte: “Tu preguntas: ¿y si yo quisiera morir con mis pecados?, yo te respondo, entonces morirás en pecado, pero no morirás con tu escapulario.”

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