Cinco Panes y Dos pescados
(Marcos 6, 34-44) «Y recogieron doce canastos llenos de los trozos y de los peces. Los que habían comido panes, eran cinco mil varones»
(Marcos 6, 34-44) «Y recogieron doce canastos llenos de los trozos y de los peces. Los que habían comido panes, eran cinco mil varones»
(Mateo 2, 1-12) «¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo»
(Mateo 2, 1-12) «¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo»
(Juan 1, 35-42) En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos, y fijando los ojos en Jesús, que pasaba, dijo: «Éste es el Cordero de Dios»
(Mateo 23, 8-12) «Ten ánimo, porque así como has dado testimonio de Mí en Jerusalén, así has de dar testimonio también en Roma»
(Lucas 2, 16-21) «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel, porque han muerto los que buscaban la vida del niño»
(Juan 1, 1-18) «En el principio el Verbo era, y el Verbo era junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él era, en el principio, junto a Dios»
(Lucas 2, 22. 36-40) «Y cuando hubieron cumplido todo lo que era exigido por la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret en Galilea. El niño crecía y se robustecía, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre Él»
(Mateo 2, 13-18) «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto, donde permanecerás, hasta que yo te avise. Porque Herodes va a buscar al niño para matarlo»
(Juan 20, 2-9) «Corrían ambos, pero el otro discípulo corrió más a prisa que Pedro y llegó primero al sepulcro»
(Mateo 10, 17-22) «Porque no sois vosotros los que habláis, sino que el Espíritu de vuestro Padre es quien, habla en vosotros»
(Lucas 2, 1-14) «Gloria Dios en las alturas, y en la tierra paz entre hombres de la buena voluntad»
(Lucas 1, 67-79) «Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, al suscitarnos un poderoso Salvador»
(Lucas 1, 57-66) Entonces la madre dijo: «No, su nombre ha de ser Juan». Le dijeron: «Pero nadie hay en tu parentela que lleve ese nombre». Preguntaron, pues, por señas, al padre cómo quería que se llamase. El pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre»
(Lucas 1, 39-45) «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu seno! ¿Y de dónde me viene, que la madre de mi Señor venga a mí?[…]»
(Lucas 1, 39-45) «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu seno!, ¿y de dónde me viene, que la madre de mi Señor venga a mí?»
(Lucas 1, 26-38) «Salve, llena de gracia; el Señor es contigo» Al oír estas palabras, se turbó, y se preguntaba qué podría significar este saludo.
(Lucas 1, 5-25) «Yo soy Gabriel, el que asisto a la vista de Dios; y he sido enviado para hablarte y traerte esta feliz nueva. He aquí que quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que esto suceda, porque no creíste a mis palabras, que se cumplirán a su tiempo»
(Mateo 1, 18-24) «José, hijo de David, no temas recibir a María tu esposa, porque su concepción es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús (Salvador), porque Él salvará a su pueblo de sus pecados»