Evangelio según San Mateo 23, 8-12
Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu, mientras que los fariseos profesan ambas cosas. Y se originó una gritería enorme. Algunos de los escribas del partido de los fariseos se levantaron pugnando y diciendo: «Nada de malo hallamos en este hombre. ¿Quién sabe si un espíritu o un ángel le ha hablado?» Como se agravase el tumulto, temió el tribuno que Pablo fuese despedazado por ellos, mandó que bajasen los soldados, y sacándole de en medio de ellos le llevasen a la fortaleza. En la noche siguiente se puso a su lado el Señor y dijo: «Ten ánimo, porque así como has dado testimonio de Mí en Jerusalén, así has de dar testimonio también en Roma».
Conjuración contra la vida de Pablo. Cuando fue de día, los judíos tramaron una conspiración, y se juramentaron con anatema, diciendo que no comerían ni beberían hasta matar a Pablo. Eran más de cuarenta los que hicieron esta conjuración.
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Memoria de los santos Basilio Magno y Gregorio Nazianceno, obispos y doctores de la Iglesia
Santos Basilio Magno, obispo de Cesarea de Capadocia (hoy en Turquía), apellidado «Magno» por su doctrina y sabiduría, enseñó a los monjes la meditación de la Escritura, el trabajo en la obediencia y la caridad fraterna, ordenando su vida según las reglas que él mismo redactó. Con sus egregios escritos educó a los fieles y brilló por su trabajo pastoral en favor de los pobres y de los enfermos. Falleció el día uno de enero de 379.
San Gregorio Nazianceno, amigo de Basilio, fue obispo de Sancina, en Constantinopla y, finalmente, de Nacianzo. Defendió con vehemencia la divinidad del Verbo, mereciendo por ello ser llamado «Teólogo». La Iglesia se alegra de celebrar conjuntamente la memoria de tan grandes doctores.
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Esta homilía apareció por primera vez aquí el 2 de Enero de 2021.
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