La oración de muchas palabras
(Mateo 6, 7-15) «Y cuando oráis, no abundéis en palabras, como los paganos, que se figuran que por mucho hablar serán oídos»
(Mateo 6, 7-15) «Y cuando oráis, no abundéis en palabras, como los paganos, que se figuran que por mucho hablar serán oídos»
(Mateo 25, 31-46) «Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo’. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna»
(Mateo 6, 1-6. 16-18) «[…] Mas tú, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, a fin de que tu ayuno sea visto, no de las gentes, sino de tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará»
(Lucas 18, 1-8) «¿Y Dios no habrá de vengar a sus elegidos, que claman a Él día y noche, y se mostraría tardío con respecto a ellos?»
(Lucas 11, 1-4) Les dijo: “Cuando oráis, decid: Padre, que sea santificado tu nombre; que llegue tu reino. Danos cada día nuestro pan supersubstancial”
(Juan 15, 1-8) «Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá»
(Mateo 6, 7-15) «Y cuando oráis, no abundéis en palabras, como los paganos, que se figuran que por mucho hablar serán oídos. Por lo tanto, no los imitéis, porque vuestro Padre sabe qué cosas necesitáis, antes de que vosotros le pidáis»
(Mateo 6, 1-6. 16-18) «Tú, al contrario, cuando quieras orar entra en tu aposento, corre el cerrojo de la puerta, y ora a tu Padre que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagara»
(Juan 17, 1-11) «Yo te he glorificado sobre la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste».
(Lucas 6, 12-19) «Había un gran numero de sus discípulos […], los cuales habían venido a oírlo y a que los sanara de sus enfermedades; y también los atormentados de espíritus inmundos eran sanados»
(Mateo 15, 21-28) «Ella, no obstante, vino a prosternarse delante de Él y dijo: “¡Señor, socórreme!” Mas Él respondió: “No está bien tomar el pan de los hijos para echarlo a los perros”. Y ella dijo: “Sí, Señor, pero los perritos también comen las migajas que caen de la mesa de sus dueños”».
(Mateo 9, 35—10, 8) «La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos»
(Juan 14, 15-21) «El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama. Al que me ama a mí, lo amará mi Padre, yo también lo amaré y me manifestaré a él»
El Apóstol San Pablo vivió todo su apostolado como un combate. La imagen de un Pablo, viajero incansable y saturado de actividades apostólicas no nos dice todo sobre este apóstol. Porque él era en el fondo también un contemplativo. Era un hombre de profunda oración, y éste constituía el manantial de donde extraía sus energías para la lucha cotidiana.
Las almas que están en el Purgatorio no pueden hacer nada por ellas mismas, necesitan de nuestras oraciones, sacrificios y limosnas. Es un gran acto de caridad rezar por nuestros familiares y amigos difuntos que han partido de este mundo y no tomar por hecho que «ya descansan en paz».
(Lucas 18, 9-14) «[…] porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido»
(Lucas 18, 1-8) «[…] ¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche, y que los hará esperar? Yo les digo que les hará justicia sin tardar»
El Santo Rosario es la oración de los pobres y sencillos. Es una oración de muchedumbres y de soledad, es una oración asequible a todos, es una oración sencilla, y entona el alma cada vez que se reza. Sirve para mantener el corazón atento al Señor, sirve para una oración comunitaria, para la meditación, para la oración contemplativa. Tiene un carácter contemplativo, repetitivo, y que da paz al alma.
(Lucas 11, 1-13) «Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá. Porque quien pide, recibe; quien busca, encuentra, y al que toca, se le abre»
(Lucas 10, 38-42) «¡Marta, Marta! tú te afanas y te agitas por muchas cosas. Una sola es necesaria. María eligió la buena parte, que no le será quitada»