Zaqueo y el deseo de ver a Jesús
(Lucas 19, 1-10) «Zaqueo, desciende pronto, porque hoy es necesario que Yo me hospede en tu casa»
(Lucas 19, 1-10) «Zaqueo, desciende pronto, porque hoy es necesario que Yo me hospede en tu casa»
(Marcos 13,24-32) «[…] Y entonces enviará a los ángeles, y congregará a sus elegidos de los cuatro vientos, desde la extremidad de la tierra hasta la extremidad del cielo»
(Lucas 17, 1-6) «Es inevitable que sobrevengan escándalos, pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le valdría que le suspendiesen una piedra de molino alrededor del cuello, y lo echasen al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños. Mirad por vosotros»
(Marcos 12, 38-44) «En verdad, os digo, esta pobre viuda ha echado más que todos los que echaron en el arca. Porque todos los otros echaron de lo que les sobraba, pero ésta ha echado de su propia indigencia todo lo que tenía, todo su sustento»
(Lucas 16, 9-15) «Ningún servidor puede servir a dos amos, porque odiará al uno y amará al otro, o se adherirá al uno y despreciará al otro; no podéis servir, a Dios y a Mammón»
(Marcos 12, 38-44) «En verdad, os digo, esta pobre viuda ha echado más que todos los que echaron en el arca»
(Lucas 16, 1-8) «Y alabó el señor al inicuo mayordomo, porque había obrado sagazmente»
(Marcos 12, 28-34) «Oye, Israel, el Señor nuestro Dios, un solo Señor es. Y amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza»
(Lucas 14, 1- 7-11) «[…] cuando seas invitado, ve a ponerte en el último lugar, para que, cuando entre el que te invitó, te diga: “Amigo, sube más arriba”. Y entonces tendrás honor a los ojos de todos los convidados. Porque el que se levanta, será abajado; y el que se abaja, será levantado»
(Lucas 14, 1-6) «¿Quién hay de vosotros, que viendo a su hijo o su buey caído en un pozo, no lo saque pronto de allí, aun en día de sábado?»
(Lucas 13, 31-35) «Así pues, la casa de ustedes quedará abandonada. Yo les digo que no me volverán a ver hasta el día en que digan: ‘¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!’»
(Lucas 13, 22-30) Díjole uno: «Señor, ¿los que se salvan serán pocos?» Respondióles: «Pelead para entrar por la puerta angosta, porque muchos, os lo declaro, tratarán de entrar y no podrán […]».
(Lucas 13, 10-17) Al verla Jesús, la llamó y le dijo: «Mujer, queda libre de tu enfermedad». Y puso sobre ella sus manos, y al punto se enderezó y se puso a glorificar a Dios.
(Marcos 10, 46-52) Jesús le dijo: «¿Qué deseas que te haga?» El ciego le respondio: «¡Rabbuni, que yo vea!» Jesús le dijo: «¡Anda! tu fe te ha sanado»
(Lucas 13, 1-9) «Mira, tres años hace que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo. ¡Córtala! ¿Por qué ha de inutilizar la tierra?»
(Marcos 10, 46-52 ) Jesús le dijo: «¿Qué deseas que te haga?» El ciego le respondio: «¡Rabbuni, que yo vea!» Jesús le dijo: «¡Anda! tu fe te ha sanado»
(Lucas 12, 54-59) Y eso sucede. Hipócritas, sabéis conocer el aspecto de la tierra y del cielo; ¿por qué entonces no conocéis este tiempo?
(Lucas 12, 49-53) «Fuego vine a echar sobre la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté encendido!»
(Lucas 12, 39-48) «¡Feliz ese servidor a quien el amo, a su regreso, hallará haciéndolo así!»