La pregunta más importante de todas
(Marcos 8, 27-35) «“Según vosotros, ¿quién soy Yo?” Respondióle Pedro y dijo: “Tú eres el Cristo”. Y les mandó rigurosamente que a nadie dijeran (esto) de Él»
(Marcos 8, 27-35) «“Según vosotros, ¿quién soy Yo?” Respondióle Pedro y dijo: “Tú eres el Cristo”. Y les mandó rigurosamente que a nadie dijeran (esto) de Él»
(Lucas 6, 39-42) ¿Cómo puedes decir a tu hermano: «Hermano, déjame que te saque la pajuela de tu ojo», tú que no ves la viga en el tuyo?
(Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23) «Escuchadme todos con inteligencia: No hay cosa fuera del hombre que, entrando en él, lo pueda manchar; mas lo que sale del hombre, eso es lo que mancha al hombre. […]»
(Juan 6, 41-51) «Yo soy el pan, el vivo, el que bajó del cielo. Si uno come de este pan vivirá para siempre, y por lo tanto el pan que Yo daré es la carne mía para la vida del mundo»
(Juan 6, 1-15) Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Pedro, le dijo: «Hay aquí un muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos peces. Pero ¿qué es esto para tanta gente?» Mas Jesús dijo: «Haced que los hombres se sienten».
(Juan 6, 1-15) Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Pedro, le dijo: «Hay aquí un muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos peces. Pero ¿qué es esto para tanta gente?»
(Mateo 12, 14-21) «Pero los fariseos salieron y deliberaron contra Él sobre el modo de hacerlo perecer. Jesús, al saberlo, se alejó de allí. Y muchos lo siguieron, y los sanó a todos. Y les mandó rigurosamente que no lo diesen a conocer […]»
(Mateo 8, 28-34) «¿Qué tenemos que ver contigo, Hijo de Dios? ¿Viniste aquí para atormentarnos antes de tiempo?»
(Marcos 6, 1-6) Y no pudo hacer allí ningún milagro; solamente puso las manos sobre unos pocos enfermos, y los sanó. Y se quedó asombrado de la falta de fe de ellos. Y recorrió las aldeas a la redonda, enseñando.
(Marcos 4, 26-34) «Sucede con el reino de Dios lo que sucede cuando un hombre arroja la simiente en tierra. Ya sea que duerma o esté despierto, de noche, y de días la simiente germina y crece, y él no sabe como. Por sí misma la tierra produce primero el tallo, después la espiga, y luego el grano lleno en la espiga. Y cuando el fruto está maduro, echa pronto la hoz, porque la mies está a punto»
El Evangelio de San Mateo contiene un pequeño detalle que falta en los otros relatos de la Pasión. La esposa de Poncio Pilato le envía un mensaje pidiéndole que no haga nada con Jesús, porque tuvo un sueño terrible que la hizo sufrir mucho. Dice que Jesús es inocente (cf. Mt 27, 19).
(Marcos 16, 1-8) «No tengáis miedo. A Jesús buscáis, el Nazareno crucificado; resucitó, no está aquí. Ved el lugar donde lo habían puesto. Pero id a decir a los discípulos de Él y a Pedro: va delante de vosotros a la Galilea; allí lo veréis, como os dijo»
(Juan 12, 20-33) «Si alguno me quiere servir, sígame, y allí donde Yo estaré, mi servidor estará también; si alguno me sirve, el Padre lo honrará»
(Juan 2, 13-25) Y a los vendedores de palomas les dijo: «Quitad esto de aquí; no hagáis de la casa de mi Padre un mercado». Y sus discípulos se acordaron de que está escrito: «El celo de tu Casa me devora».
(Marcos 9, 2-10) Vino, entonces, una nube que los cubrió con su sombra, y de la nube una voz se hizo oír: «Éste es mi Hijo, el Amado. ¡Escuchadlo!»
(Marcos 1, 14-20) Díjoles Jesús: «Venid, seguidme, y Yo os haré pescadores de hombres». Y en seguida, dejando sus redes, lo siguieron.
(Juan 1, 35-42) Le dijeron: «Rabí, –que se traduce: Maestro–, ¿dónde moras?» Él les dijo: «Venid y veréis». Fueron entonces y vieron dónde moraba, y se quedaron con Él ese día.
El memorial de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo se da en cada celebración Eucarística. Es la renovación incruenta del sacrificio de la cruz presente en el altar. Pero, ¿Cómo nos preparamos para celebrar este misterio?
El reinado de Jesucristo debe restaurarse en los todos ámbitos de la sociedad. Él vendrá en el último día como justo juez a juzgar a vivos y muertos.
(Mateo 20, 1-16) En su justicia, Dios pagará a cada uno aquello que le corresponde, ¿Cuál paga? la paga eterna, la posesión de Dios.