Decir sí al Señor
(Juan 6, 60-69) «Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y sabemos que Tú eres el Santo de Dios»
(Juan 6, 60-69) «Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y sabemos que Tú eres el Santo de Dios»
(Juan 6, 41-51) «Yo soy el pan, el vivo, el que bajó del cielo. Si uno come de este pan vivirá para siempre, y por lo tanto el pan que Yo daré es la carne mía para la vida del mundo»
(Mateo 17, 14-20) «Por vuestra falta de fe. Porque en verdad os digo: Que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diríais a esta montaña: “Pásate de aquí, allá”, y se pasaría, y no habría para vosotros cosa imposible»
(Juan 6, 24-35) «Soy Yo el pan de vida; quien viene a Mí, no tendrá más hambre, y quien cree en Mí, nunca más tendrá sed»
(Mateo 13, 36-43) «El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y recogerán de su reino todos los escándalos, y a los que cometen la iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. ¡Quien tiene oídos, oiga!»
(Juan 6, 1-15) Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Pedro, le dijo: «Hay aquí un muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos peces. Pero ¿qué es esto para tanta gente?» Mas Jesús dijo: «Haced que los hombres se sienten».
(Juan 6, 1-15) Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Pedro, le dijo: «Hay aquí un muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos peces. Pero ¿qué es esto para tanta gente?»
(Marcos 6, 30-34) Nuevamente reunidos con Jesús, le refirieron los apóstoles todo cuanto habían hecho y enseñado. Entonces les dijo: «Venid vosotros aparte, a un lugar desierto, para que descanseis un poco»
(Mateo 12, 14-21) «Pero los fariseos salieron y deliberaron contra Él sobre el modo de hacerlo perecer. Jesús, al saberlo, se alejó de allí. Y muchos lo siguieron, y los sanó a todos. Y les mandó rigurosamente que no lo diesen a conocer […]»
(Marcos 6, 30-34) Nuevamente reunidos con Jesús, le refirieron los apóstoles todo cuanto habían hecho y enseñado. Entonces les dijo: «Venid vosotros aparte, a un lugar desierto, para que descanséis un poco». Porque muchos eran los que venían e iban, y ellos no tenían siquiera tiempo para comer.
(Marcos 6, 9-13) Entonces, llamando a los doce, comenzó a enviarlos, de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos, y les ordenó que no llevasen nada para el camino, sino sólo un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero en el cinto, sino que fuesen calzados de sandalias, y no se pusieran dos túnicas.
(Marcos 6, 1-6) Mas Jesús les dijo: «No hay profeta sin honor sino en su tierra, entre sus parientes y en su casa». Y no pudo hacer allí ningún milagro; solamente puso las manos sobre unos pocos enfermos, y los sanó. Y se quedó asombrado de la falta de fe de ellos. Y recorrió las aldeas a la redonda, enseñando.
(Mateo 8, 28-34) «¿Qué tenemos que ver contigo, Hijo de Dios? ¿Viniste aquí para atormentarnos antes de tiempo?»
(Marcos 6, 1-6) Y no pudo hacer allí ningún milagro; solamente puso las manos sobre unos pocos enfermos, y los sanó. Y se quedó asombrado de la falta de fe de ellos. Y recorrió las aldeas a la redonda, enseñando.
(Marcos 5, 21-43) Mas Él le dijo: «¡Hija! tu fe te ha salvado. Vete hacia la paz y queda libre de tu mal»
(Marcos 5, 21-43) En el acto Jesús, conociendo en sí mismo que una virtud había salido de Él, se volvió entre la turba y dijo: «¿Quién ha tocado mis vestidos?». Respondiéronle sus discípulos: «Bien ves que la turba te oprime, y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”».
(Marcos 4, 35-41) «¿Por qué sois tan miedosos? ¿Cómo es que no tenéis fe?». Y ellos temían con un miedo grande, y se decían unos a otros: «¿Quién es, entonces, Éste, que aun el viento y el mar le obedecen?»
(Marcos 4, 26-34) «Sucede con el reino de Dios lo que sucede cuando un hombre arroja la simiente en tierra. Ya sea que duerma o esté despierto, de noche, y de días la simiente germina y crece, y él no sabe como. Por sí misma la tierra produce primero el tallo, después la espiga, y luego el grano lleno en la espiga. Y cuando el fruto está maduro, echa pronto la hoz, porque la mies está a punto»
(Marcos 14, 12-16. 22-26) «Decid al dueño de casa: “El Maestro dice: ¿Dónde está mi aposento en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?”. Y él os mostrará un cenáculo grande en el piso alto, ya dispuesto; y allí aderezad para nosotros» . Los discípulos se marcharon, y al llegar a la ciudad encontraron como Él había dicho; y prepararon la Pascua.
(Mateo 28, 16-20) «Todo poder me ha sido dado en el cielo y sobre la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a conservar todo cuanto os he mandado. Y mirad que Yo con vosotros estoy todos los días, hasta la consumación del siglo»
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