¿Hasta dónde el demonio nos tienta?
(Mateo 8, 28-34) «¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Acaso has venido hasta aquí para atormentarnos antes del tiempo señalado?»
(Mateo 8, 28-34) «¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Acaso has venido hasta aquí para atormentarnos antes del tiempo señalado?»
(Juan 7, 1-2. 10. 25-30) «Conque me conocen a mí y saben de dónde vengo… Pues bien, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; y a él ustedes no lo conocen. Pero yo sí lo conozco, porque procedo de él y él me ha enviado»
(Marcos 16, 15-20) «Id por el mundo entero, predicad el Evangelio a toda la creación. Quien creyere y fuere bautizado, será salvo; mas, quien no creyere, será condenado»
(Mateo 13, 24-30) «El Reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras los trabajadores dormían, llegó un enemigo del dueño, sembró cizaña entre el trigo y se marchó».
(Juan 6, 51-58) «Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes».
Mucho antes de que existieran parroquias y diócesis y el Vaticano y otras estructuras institucionales, existía este grupo de hombres y mujeres que estaban tan abrumados y llenos de energía por el hecho de la Resurrección que dieron la vuelta al mundo y a la muerte con el mensaje de Cristo. Pero, ¿Cómo predicaban estos hombres que cautivaban tanto a sus oyentes?
(Lucas 4, 21-30) «En verdad, os digo, ningún profeta es acogido en su tierra»
(Mateo 13, 1-23) Los misterios del reino serán revelados a los corazones sensibles a la gracia.
(Mateo 11, 25-30) La infancia espiritual consiste en que Dios ha querido mostrar los secretos de su reino a aquellos hijos que confían en él.
(Mateo 10, 37-42) «El que salve su vida la perderá y el que la pierda por mí, la salvará».
(Mateo 10, 26-33) «No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma».
(Mateo 5, 20-26) «No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribuna».
(Mateo 5, 17-19) «Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley».
(Juan 6, 51-58) «Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes».
Aunque la fecha de la vuelta de Cristo es indefinida, se nos han hecho saber los signos que la precederán. A ellos pertenecen: la predicación del Evangelio en todo el mundo, la conversión del pueblo judío, penalidades y tribulaciones de la Iglesia, la aparición del anticristo y el caos de la creación.