Jesús impone su doctrina
(Lucas 4, 31-37) «¿Qué cosa es ésta que con imperio y fuerza manda a los espíritus inmundos, y salen?»
(Lucas 4, 31-37) «¿Qué cosa es ésta que con imperio y fuerza manda a los espíritus inmundos, y salen?»
(Mateo 7, 21-29) «El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca»
Hay hombres que, si bien se consideran de espíritu religioso, nunca van a la iglesia. Parece increíble, pero los hay. Muchos de ellos dicen: «Yo tengo a mi Dios, pero no como enseña la Iglesia. Soy cristiano, pero a mi modo. Adoro a Dios, pero no en la iglesia, sino fuera, en la Naturaleza». Ante tales argumentos, hemos de ayudar a quienes viven en ese error y explicarles la razón suprema del porqué debemos ir a la Iglesia.
En medio de los desórdenes actuales, es necesario recordar a los hombres que la Iglesia es, por su divina institución,
Jesucristo es Rey. Todo poder le ha sido dado, incluso sobre las cosas temporales. Los evangelios describen el reino de Jesucristo como un reino cuyo ingreso exige una penitencia preparatoria, ingreso que a su vez sólo es posible por medio de la fe y del bautismo, el cual, si bien es un rito externo, significa y produce la regeneración del alma.
Lo que vale una Misa lo expresa el padre Royo Marín, O.P., diciendo: «Una sola misa glorifica a Dios más que toda la gloria que le dan todos los santos del cielo, incluida la Santísima Virgen, por toda la eternidad».
Es estrictamente necesario que todo Estado, toda Nación, en un palabra, toda Sociedad, esté sumisa enteramente a Dios. De este modo se afirma la obligación del Orden Social, tanto para la conciencia colectiva como para la conciencia individual.
Puntos doctrinales sobre la Realeza Social de Cristo. Cristo ¿debe ser rey?