El secreto de la perseverancia
(Juan 6, 60-69) «He ahí por qué os he dicho que ninguno puede venir a Mí, si esto no le es dado por el Padre»
(Juan 6, 60-69) «He ahí por qué os he dicho que ninguno puede venir a Mí, si esto no le es dado por el Padre»
(Juan 20, 19-31) Tomás respondió y le dijo: «¡Señor mío y Dios mío!» Jesús le dijo: «Porque me has visto, has creído; dichosos los que han creído sin haber visto».
(Marcos 16, 9-15) «Id por el mundo entero, predicad el Evangelio a toda la creación»
(Lucas 24, 35-48) «¿Por qué estáis turbados? y ¿por qué se levantan dudas en vuestros corazones? Mirad mis manos y mis pies: soy Yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne ni husos, como veis que Yo tengo»
(Mateo 20, 17-28) Mas Jesús repuso diciendo: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz, que Yo he de beber?»
(Marcos 6, 7-13) «Dondequiera que entréis en una casa, quedaos allí hasta el momento de salir del lugar. Y si en algún lugar no quieren recibiros y no se os escucha, salid de allí y sacudid el polvo de la planta de vuestros pies para testimonio a ellos»
(Marcos 3, 31-35) «He aquí mi madre y mis hermanos. Porque quien hiciere la voluntad de Dios, ése es mi hermano, hermana y madre»
(Marcos 3, 13-19) «Y constituyó a doce para que fuesen sus compañeros y para enviarlos a predicar, y para que tuvieran poder de expulsar los demonios»
Evangelio según San Marcos 3, 7-12 Jesús Se retiró con sus discípulos hacia el mar, y mucha gente de Galilea
(Marcos 2, 23-28) «El sábado se hizo por causa del hombre, y no el hombre por causa del sábado; de manera que el Hijo del hombre es dueño también del sábado»
(Mateo 15, 29-37) «Me da lástima de estas gentes, porque hace ya tres días que no se apartan de Mí, y ya no tienen qué comer. No quiero despedirlas en ayunas, no sea que les falten las fuerzas en el camino»
(Mateo 4, 18-22) «Jesús les dijo: “Síganme y los haré pescadores de hombres”. Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron»
(Lucas 10, 1-12) «La mies es grande, y los obreros son pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies[…]»
(Lucas 9, 57-62) Otro más le dijo: «Te seguiré, Señor, pero permíteme primero decir adiós a los de mi casa». Jesús le dijo: «Ninguno que pone mano al arado y mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios»
(Lucas 9, 51-56) «Señor, ¿quieres que mandemos que el fuego caiga del cielo, y los consuma?»
(Lucas 9, 18-22) Un día que estaba orando a solas, hallándose con Él sus discípulos, les hizo esta pregunta: “¿Quién dicen las gentes que soy Yo?”
(Lucas 9, 1-6) Habiendo llamado a los Doce, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para curar enfermedades. Y los envió a pregonar el reino de Dios y a sanar a los enfermos.
(Lucas 8, 16-18) «Nada hay oculto que no deba ser manifestado, ni nada secreto que no deba ser conocido y sacado a luz»
(Marcos 9, 30-37) «Si alguno quiere, ser el primero, deberá ser el último de todos y el servidor de todos»
(Lucas 8, 4-15) A vosotros ha sido dado conocer los misterios del reino de Dios; en cuanto a los demás (se les habla) por parábolas, para que «mirando, no vean; y oyendo, no entiendan»