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Oraciones a San Ramón Nonato, patrono de las embarazadas y parteras

San Ramón nació en circunstancias dramáticas, su mamá murió en el parto antes de que él viese la luz, por lo que debió ser sacado del vientre materno por medio de una intervención quirúrgica de urgencia.
Oraciones a San Ramón Nonato, patrono de las embarazadas y parteras

La Iglesia celebra cada 31 de agosto a San Ramón Nonato, patrono de las embarazadas y las parteras. Ramón nació en circunstancias dramáticas, su mamá murió en el parto antes de que él viese la luz, por lo que debió ser sacado del vientre materno por medio de una intervención quirúrgica de urgencia

San Ramón nació de familia noble en Portell, cerca de Barcelona, España en el año 1200. Recibió el sobrenombre de non natus (no nacido), porque su madre murió en el parto antes de que el niño viese la luz. Con el permiso de su padre, el santo ingresó en la orden de los Mercedarios, que acababa de fundarse. San Pedro Nolasco, el fundador, recibió la profesión de Ramón en Barcelona.

Progresó tan rápidamente en virtud que, dos o tres años después de profesar, sucedió a San Pedro Nolasco en el cargo de «redentor o rescatador de cautivos». Enviado al norte de África con una suma considerable de dinero, Ramón rescató en Argel a numerosos esclavos. Cuando se le acabó el dinero, se ofreció como rehén por la libertad de ciertos prisioneros cuya situación era desesperada y cuya fe se hallaba en grave peligro. Pero el sacrificio de San Ramón no hizo más que exasperar a los infieles, quienes le trataron con terrible crueldad. Sin embargo, el magistrado principal, temiendo que si el santo moría no se pudiese obtener la suma estipulada por la libertad de los prisioneros a los que representaba, dio orden de que se le tratase más humanamente. Con ello, el santo pudo salir a la calle, lo que aprovechó para confortar y alentar a los cristianos y hasta llegó a convertir y bautizar a algunos mahometanos. Al saberlo, el gobernador le condenó a morir empalado, pero quienes estaban interesados en cobrar la suma del rescate consiguieron que se le conmutase la pena de muerte por la de flagelación. San Ramón no perdió por ello el valor, sino que prosiguió la tarea de auxiliar a cuantos se hallaban en peligro, sin dejar escapar la menor ocasión de ayudarlos.

San Ramón encaró dos grandes dificultades. No tenía ya un solo centavo para rescatar cautivos y predicar el cristianismo a los musulmanes equivalía a la pena de muerte. Pero nada lo detuvo ante el llamado del Señor. Consiente del martirio inminente, volvió a instruir y exhortar tanto a los cristianos como a los infieles. El gobernador, enfurecido ante tal audacia, ordenó que se azotase al santo en todas las esquinas de la ciudad y que se le perforasen los labios con un hierro candente. Mandó ponerle en la boca un candado, cuya llave guardaba él mismo y sólo la daba al carcelero a la hora de las comidas. En esa angustiosa situación pasó San Ramón ocho meses, hasta que San Pedro Nolasco pudo finalmente enviar algunos miembros de su orden a rescatarle. San Ramón hubiese querido quedarse para asistir a los esclavos en África, sin embargo, obedeció la orden de su superior y pidió a Dios que aceptase sus lágrimas, ya que no le había considerado digno de derramar su sangre por las almas de sus prójimos.

A su vuelta a España, en 1239, fue nombrado cardenal por Gregorio IX, pero permaneció tan indiferente a ese honor que no había buscado, que no cambió ni sus vestidos, ni su pobre celda del convento de Barcelona, ni su manera de vivir. El Papa le llamó más tarde a Roma. San Ramón obedeció, pero emprendió el viaje como el religioso más humilde. Dios dispuso que sólo llegase hasta Cardona, a unos diez kilómetros de Barcelona, donde le sorprendió una violenta fiebre que le llevó a la tumba. El santo tenía aproximadamente treinta y seis años cuando murió el 31 de agosto de 1240. Cardona pronto se transformó en meta de peregrinaciones. Fue sepultado en la capilla de San Nicolás de Portell. El Papa Alejandro VII lo incluyó en el Martirologio Romano en 1657.

San Ramón Nonato es el patrono de las parturientas y las parteras debido a las circunstancias de su nacimiento.

Las parejas con dificultades para concebir también acostumbran acercarse a San Ramón para pedir su intercesión y poder concebir un hijo.

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Compartimos algunas oraciones para aquellas mujeres embarazadas que desean encomendarse a San Ramón.

Oración a san Ramón Nonato para concebir un hijo

San Ramón Nonato, te rogamos que intercedas ante nuestro Señor para que nos conceda el don de la fertilidad anhelamos un hijo al cual cuidar y amar.
Intercede, te lo pedimos para que el don de la vida sea suscitado en las entrañas de nuestra
familia por el poder del Espíritu.
Que se haga según la voluntad del Dios de la vida, y que la fertilidad, ya sea física o espiritual se manifieste esplendorosa para gloria del Señor. Amén.

Oración a San Ramón para un parto feliz

Oh santo patrón, San Ramón, tu que eres un modelo de caridad para los pobres y para los más necesitados, aquí estoy humildemente postrado ante tus pies para implorarte que intercedas por mí y este hijo que llevo dentro de mi vientre. Como tu mayor alegría era ayudar a los pobres y a los más necesitados de la tierra, ayúdame, te lo suplico, oh glorioso San Ramón, deseo tener un parto feliz y que mi hijo nazca sano y salvo.

Vengo a ti, oh glorioso protector, para que bendigas al hijo que llevo en mi vientre. Protégelo ahora y durante el momento del parto. A cambio me comprometo a darle una educación conforme a las leyes de nuestro Señor Jesucristo. Escucha mi petición y mis oraciones, mi amoroso protector, San Ramón, y hazme una madre feliz de tener este niño que espero dar a luz por tu poderosa intercesión. Que así sea. Amén.

Oración para pedir su protección

¡Oh! Glorioso San Ramón, a cuyo poder sometió Dios la tierra y los elementos, la salud y la enfermedad, la vida y la muerte, hallando en vuestra poderosa intercesión, abogado las doncellas, sucesión las casadas, defensa los que se ven calumniados, cosecha los labradores, puerto los náufragos, redención los cautivos, vista los ciegos y fin todos los males; por aquel vuestro ardiente deseo de recibir el Santísimo Sacramento, que obligó a Jesucristo a daros de sus benditas manos la sagrada Comunión, os suplico intercedáis por mí para que merezca frecuentar este celestial convite, y recibirle por Viático al fin de mi vida, y sobre todo que pueda obtener la gracia especial que os pido y la eterna felicidad de la gloria. Amén.

Novena a San Ramón Nonato para embarazadas

Primer día:

Señor mío y Dios mío, adoro humildemente tu infinita majestad, tres personas en un solo Dios. Estoy agradecido por las gracias que le han concedido al glorioso San Ramón. Se entregó voluntariamente para que los esclavos y cautivos pudieran tener su libertad. Su heroísmo fue posible porque usted le dio la gracia.

Oh San Ramón, escucha mis peticiones e intercede ante el trono de Jesús. No moriste en el vientre de tu madre muerta y viviste para convertirte en un santo del Señor. Escucha entonces mi petición de que mi bebé salga sano y crezca para convertirse en un santo como tú. Amén.

Rezar:
-Ave María
-Gloria

Segundo día:

Mi dulce Jesús, tú te preocupaste por tu siervo San Ramón salvándolo de una muerte segura en el vientre de su madre. Lo glorificaste por su heroísmo y su vida de mendigo. Llamaste a este santo a una vida difícil de salvar a los esclavos y cautivos en manos de los musulmanes, una tarea que hizo para tu mayor gloria.

Oh, querido San Ramón, desde la infancia estuviste cerca de Dios y sentiste su presencia en cualquier lugar. Sabías que fuiste llamado cuando aún eras joven y mantuviste el interés por ese llamado a través de una vida de oración y meditación. Ahora en el cielo, te sientas en el regazo del más alto y le das gloria constantemente. Intercede por mí ante Jesús para que me conceda mis peticiones durante esta novena. Amén.

Rezar:
-Ave María
-Gloria

Tercer día:

Oh, María Santísima, tú eres más madre que reina. Aunque en su breve vida en la tierra, usted no quería un tratamiento especial de la gente, usted quiere tratar a sus hijos de la manera más especial. San Ramón, en ausencia de su madre, te llamó para que fueras su madre y lo protegiste del diablo y de sus obras.

Oh, querido San Ramón, tu vida de piedad estuvo marcada por un intenso diálogo con la Madre de Dios. Ella era tu madre en el verdadero sentido de la palabra, cuando la mirabas en busca de protección durante tus días de infancia. Prometemos ser devotos de tu Madre y te pedimos que intercedas por nosotros ante Jesús por nuestras peticiones durante esta novena. Amén.

Rezar:
-Ave María
-Gloria

Cuarto día:

Señor, Jesucristo, fuiste desobediente a tu Padre y definiste tu vida como hacer su voluntad sin importar lo que cueste. Quieres que tus sirvientes sean tan obedientes como tú. Su siervo, San Ramón se distinguió en esta obediencia cuando después de agotar su dinero, se entregó como rehén a los musulmanes a cambio de la libertad de ciertos esclavos.

San Ramón, enséñanos a ser obedientes a la voluntad del Padre. Enséñanos a aceptar nuestras cruces diarias. Guíanos a las obras de caridad. Infunde en nosotros un santo temor y, sobre todo, un gran amor a Dios y al prójimo. Lleva nuestras peticiones al trono de Jesús. Amén.

Rezar:
-Ave María
-Gloria

Quinto día:

Señor Jesucristo, tú nos dijiste que todo lo que hacemos al más pequeño de nuestros hermanos, te lo hacemos a ti. Nuestra entrada en tu Reino estará determinada por la manera en que servimos a los necesitados y a los pobres.

San Ramón sobresalió en su servicio a los demás, permitiéndose convertirse en esclavo para liberar a tantos cautivos como pudiera. No dudó en gastar su último tesoro para que otros puedan vivir. Aunque fue honrado como cardenal, todavía pasaba su tiempo en las calles mendigando por otros.

San Ramón, somos también mendigos que pedimos tu intercesión para que el Señor nos conceda nuestras peticiones para esta novena. Intercede por nosotros ante el trono del Altísimo para que nuestras peticiones sean atendidas y prometemos ayudar a los pobres y necesitados de la mejor manera posible. Amén.

Rezar:
-Ave María
-Gloria

Sexto día:

Señor Jesucristo, tú amas la pureza y a través de la virginidad de la Santa Madre, bendices a todos aquellos que son fieles a una vida casta. San Ramón fue casto y puro durante toda su vida. Se ofreció a la Madre María e hizo el solemne voto de imitarla en la santa virginidad.

Míranos con piedad, San Ramón, para que nosotros también aprendamos a ser castos limpiando nuestras mentes y nuestros corazones de todas las cosas impuras. Haznos entender que los pensamientos impuros se vuelven mortales una vez que los entretenemos. Ayúdanos entonces a no entretener pensamientos impuros y a acoger sólo en nuestras mentes y corazones pensamientos que edifican a nuestro prójimo y nos hacen más cercanos a Dios. Amén.

Rezar:
-Ave María
-Gloria

Séptimo día:

Señor Jesucristo, no consideraste la igualdad con Dios como algo a lo que mirar, sino que te despojaste de ti mismo y te hiciste uno con nosotros, un ser humano con todas sus imperfecciones, excepto el pecado. Tú nos guías por el camino de la humildad.

San Ramón, tu que pertenecías a una familia rica y noble. Considerabas tus riquezas y tu nobleza como basura en comparación con lo que habías recibido como religioso. Sólo aceptaste el oficio de cardenal por obediencia, pero poco después de recibir el honor, saliste a las calles para ser un mendigo y mendigar para cuidar de los pobres.

Guíanos, pues, a vivir una existencia humilde, sin referencia a nuestras posiciones y riquezas, y a ver todo como un don de Dios. Escucha nuestras peticiones, querido santo, e intercede por nosotros ante el trono de Dios que te escucha. Amén.

Rezar:
-Ave María
-Gloria

Octavo día:

Señor Jesucristo, tú te ofreciste al Padre y derramaste tu sangre para hacer su voluntad. Tu muerte es la coronación de tu vida totalmente dedicada al Padre.

Oh, San Ramón, fuiste torturado y casi te conviertes en un mártir. Sobreviviste a la prueba porque tus torturadores te querían más vivo que muerto por el rescate que podían obtener de ti. Pero nunca tuviste miedo de morir y la muerte por amor a Jesús era algo que anhelabas en tu corazón. Tus ojos estaban fijos en el cielo y en la vida eterna.

Ilumínanos siempre para que alcanzar nuestro destino eterno se convierta en nuestra obsesión. Inspíranos a fijar nuestra mirada en las cosas del cielo y nunca nos dejes perder de vista las cosas que vendrán. No permitas que los placeres y comodidades de esta vida ahoguen nuestro interés de unirnos a ti en el cielo. Amén.

Rezar:
-Ave María
-Gloria

Noveno día:

Señor Jesucristo, enviaste a tus apóstoles a predicar el evangelio a toda la creación con palabras y obras. Confiaron en que los seres humanos débiles llevaran su mensaje a través de la tierra y a través del tiempo. No te equivocaste, porque la Iglesia está ahora en todo el mundo. San Ramón fue un apóstol especial en su tiempo, habiendo convertido incluso a los musulmanes a su causa.

Oh San Ramón, danos el sentido de urgencia de compartir las buenas nuevas con otros mientras te pedimos que intercedas por nosotros ante Jesús. Nos comprometemos también a seguir vuestros pasos como apóstoles que anuncian vuestro mensaje de salvación al mundo entero. Trae peticiones a Jesús y prometemos ser tan celosos y sacrificarnos como lo fuiste tú, para que las buenas nuevas lleguen a los rincones más lejanos del mundo. Amén.

Rezar:
-Ave María
-Gloria

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Las Oraciones fueron tomado de oracionpara.com y https://bit.ly/3jtY7sv

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