«Yo soy el Pan vivo bajado del cielo»
(Juan 6, 41-51) «Yo soy el pan, el vivo, el que bajó del cielo. Si uno come de este pan vivirá para siempre, y por lo tanto el pan que Yo daré es la carne mía para la vida del mundo»
(Juan 6, 41-51) «Yo soy el pan, el vivo, el que bajó del cielo. Si uno come de este pan vivirá para siempre, y por lo tanto el pan que Yo daré es la carne mía para la vida del mundo»
(Juan 6, 24-35) «Soy Yo el pan de vida; quien viene a Mí, no tendrá más hambre, y quien cree en Mí, nunca más tendrá sed»
(Juan 6, 24-35) Le dijeron: «Señor, danos siempre este pan». Respondióles Jesús: «Soy Yo el pan de vida; quien viene a Mí, no tendrá más hambre, y quien cree en Mí, nunca más tendrá sed»
(Mateo 10, 7-15) Recibisteis gratuitamente, dad gratuitamente. No tengáis ni oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero es acreedor a su sustento.
(Mateo 7, 6. 12-14) «Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición y muchos son los que entran por él. Porque angosta es la puerta y estrecho el camino que lleva a la vida, y pocos son los que lo encuentran»
(Mateo 6, 19-23) «No os amontonéis tesoros en la tierra, donde polilla y herrumbre (los) destruyen, y donde los ladrones horadan los muros y roban»
(Marcos 12, 18-27) «¿No erráis, acaso, por no conocer las Escrituras ni el poder de Dios? Porque, cuando resuciten de entre los muertos, no se casarán (los hombres), ni se darán en matrimonio (las mujeres), sino que serán como ángeles en el cielo»
(Juan 17, 1-11) «Yo te he glorificado sobre la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste».
(Juan 15, 1-8) «Si vosotros permanecéis en Mí, y mis palabras permanecen en vosotros, todo lo que queráis, pedidlo, y lo tendréis: En esto es glorificada mi Padre: que llevéis mucho fruto, y seréis discípulos míos»
(Juan 12, 44-50) «El que cree en Mí, no cree en Mí, sino en Aquel que me envió; y el que me ve, ve al que me envió[…]»
(Mateo 16, 21-27) «Entonces, dijo a sus discípulos: “Si alguno quiere seguirme, renuncie a sí mismo, y lleve su cruz y siga tras de Mí. Porque el que quisiere salvar su alma, la perderá; y quien pierda su alma por mi causa, la hallará. Porque ¿De que sirve al hombre, si gana el mundo entero, mas pierde su alma?»
(Mateo 13, 44-52) En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.
(Mateo 10, 37-42) «Quien diere, aunque no sea más que un vaso de agua fría a uno de estos pequeños, por ser discípulo mío, yo les aseguro que no perderá su recompensa»
(Marcos 12, 18-27) «¿No erráis, acaso, por no conocer las Escrituras ni el poder de Dios? Porque, cuando resuciten de entre los muertos, no se casarán (los hombres), ni se darán en matrimonio (las mujeres), sino que serán como ángeles en el cielo»
La Sagrada Comunión tiene una eficacia santificadora incomparable, ya que consiste propiamente en el desarrollo y crecimiento perfecto de la gracia y de las virtudes infusas en nuestra alma.
¿Qué sabemos acerca de las almas del Purgatorio? ¿Podemos ayudarlas? ¿Cómo? María Simma, una referente del tema, nos podrá responder. A ella acudían numerosas almas para pedir su intercesión a través de oraciones, sacrificios y Misas. En este artículo te presentamos una parte de las maravillosas revelaciones recibidas por esta humilde mujer sobre las benditas almas del purgatorio.
El mes de julio se dedica tradicionalmente a la Preciosa Sangre, invitando a los católicos a meditar en el sacrificio redentor de Cristo y el derramamiento de su sangre preciosa por toda la humanidad.
«Si quieres», puedes alcanzar la vida eterna. ¿Puedo no quererlo? ¿Puedo pasar la vida mortal sin acordarme de la vida eterna?