Nuestro Señor Jesucristo nos invita a tener una mirada sobrenatural sobre las cosas de este mundo y nos pide trabajar «no por el alimento que pasa, sino por el alimento que perdura para la vida eterna». El nos dice: «Soy Yo el pan de vida; quien viene a Mí, no tendrá más hambre, y quien cree en Mí, nunca más tendrá sed».
Cristo quiere alimentarnos con su Cuerpo y con su Sangre para que tengamos vida y vida eterna.
Evangelio según san Juan 6, 24-35
«Trabajad por la comida que permanece para la Vida Eterna»
Cuando, pues, la muchedumbre vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron en las barcas, y fueron a Cafarnaúm, buscando a Jesús. Y al encontrarlo del otro lado del mar, le preguntaron: «Rabí, ¿cuándo llegaste acá?» Jesús les respondió y dijo: «En verdad, en verdad, os digo, me buscáis, no porque visteis milagros, sino porque comisteis de los panes y os hartasteis. Trabajad, no por el manjar que pasa, sino por el manjar que perdura para la vida eterna, y que os dará el Hijo del hombre, porque a Éste ha marcado con su sello el Padre, Dios». Ellos le dijeron: «¿Qué haremos, pues, para hacer las obras de Dios?» Jesús, les respondió y dijo: «La obra de Dios es que creáis en Aquel a quien Él envió». Entonces le dijeron: «¿Qué milagro haces Tú, para que viéndolo creamos en Ti? ¿Qué obra haces? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Les dio de comer un pan del cielo”». Jesús les dijo: «En verdad, en verdad, os digo, Moisés no os dio el pan del cielo; es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es Aquel que desciende del cielo y da la vida al mundo». Le dijeron: «Señor, danos siempre este pan». Respondióles Jesús: «Soy Yo el pan de vida; quien viene a Mí, no tendrá más hambre, y quien cree en Mí, nunca más tendrá sed».