Dios perdona siempre ¿y nosotros?
(Lucas 15, 1-3. 11-32) «[…] porque este hijo mío estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado»
(Lucas 15, 1-3. 11-32) «[…] porque este hijo mío estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado»
(Lucas 9, 22-25) «Si alguno quiere venir en pos de Mí, renúnciese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame»
(Marcos 10, 13-16) «Dejen que los niños vengan a mí; no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios. En verdad os digo que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él»
(Marcos 4, 26-34) «Es como el grano de mostaza, el cual, cuando es sembrado en tierra, es la menor de todas las semillas de la tierra. Con todo, una vez sembrado, sube y se hace mayor que todas las hortalizas, y echa grandes ramas, de modo que los pájaros del cielo pueden anidar bajo su sombra»
(Mateo 11, 11-15) «Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos padece fuerza, y los que usan la fuerza se apoderan de él»
(Mateo 7,21. 24-27) «No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial»
(Mateo 8, 5-11) «Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo, mas solamente dilo con una palabra y quedará sano mi criado»
(Lucas 21, 10-19) «Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá. Si se mantienen firmes, conseguirán la vida»
(Mateo 25, 1-13) Mas a medianoche se oyó un grito: «¡He aquí al esposo! ¡Salid a su encuentro!» Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas.
(Lucas 13, 18-21) «¿A qué es semejante el reino de Dios, y con qué podré compararlo?. Es semejante a un grano de mostaza que un hombre tomó y fue a sembrar en su huerta»
(Marcos 10, 35-45) «[…] Porque también el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos»
(Marcos 10, 17-30) «Una cosa te queda: anda, vende todo lo que posees y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; despues, vuelve, y sígueme, llevando la cruz»
(Lucas 9, 46-50) «El que recibe a este niño en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, recibe a aquel que me envió; porque el más pequeño de ustedes, ese es el más grande»
(Mateo 25, 1-13) «¡Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro!’ Se levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus lámparas […]»
(Mateo 22, 1-14) «Las bodas están preparadas, mas los convidados no eran dignos. Id, pues, a las encrucijadas de los caminos, y a todos cuantos halléis, invitadlos a las bodas»
(Mateo 20, 1-16) «¿Por qué estáis allí todo el día sin hacer nada?»
(Mateo 19, 13-15) «Dejen a los niños y no les impidan que se acerquen a mí, porque de los que son como ellos es el Reino de los cielos»
(Mateo 13, 47-53) «Por eso, todo escriba instruido en las cosas del Reino de los cielos es semejante al padre de familia, que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas»
(Mateo 13, 44-46) «También, el reino de los cielos es semejante a un mercader en busca de perlas finas. Habiendo encontrado una de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró»