«Si quieres, puedes limpiarme»
(Marcos 1, 40-45) Vino a Jesús un leproso, le suplicó y arrodillándose, le dijo: «Si quieres, puedes limpiarme». Entonces, Jesús, movido a compasión, alargó la mano, lo tocó y le dijo: «Quiero, sé sano».
(Marcos 1, 40-45) Vino a Jesús un leproso, le suplicó y arrodillándose, le dijo: «Si quieres, puedes limpiarme». Entonces, Jesús, movido a compasión, alargó la mano, lo tocó y le dijo: «Quiero, sé sano».
(Marcos 1, 29-39) «Vamos a otra parte, a las aldeas vecinas, para que predique allí también. Porque a eso salí»
(Marcos 1, 29-39) Cuando lo encontraron, le dijeron: «Todos te buscan». Respondióles: «Vamos a otra parte, a las aldeas vecinas, para que predique allí también. Porque a eso salí». Y anduvo predicando en sus sinagogas, por toda la Galilea y expulsando a los demonios.
(Marcos 1, 21-28) «Se encontraba en las sinagogas de ellos un hombre poseído por un espíritu inmundo, el cual gritó: “¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a perdernos? Te conozco quién eres: El Santo de Dios”».
(Mateo 9, 18-26) Mas Jesús, volviéndose, la miro y dijo: «Confianza, hija, tu fe te ha sanado». Y quedó sana desde aquella hora.
(Juan 20, 19-31) Tomás respondió y le dijo: «¡Señor mío y Dios mío!» Jesús le dijo: «Porque me has visto, has creído; dichosos los que han creído sin haber visto».
Algunos testimonios de casos extraordinarios que nos animan a confiar en la protección de María, porque ninguna devoción ha sido confirmada con mayor número de milagros auténticos que el Escapulario Carmelita
Uno de los grandes fenómenos que la ciencia sigue sin poder explicar son las figuras encontradas en los ojos de la Virgen de Guadalupe. La historia es realmente sorprendente. El hallazgo de las imágenes en el retrato de la Virgen son una de las grandes sorpresas de la aparición de Nuestra Señora ocurrido en 1531.
(Juan 6, 1-15) Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Pedro, le dijo: «Hay aquí un muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos peces. Pero ¿qué es esto para tanta gente?»
(Marcos 6, 1-6) Y no pudo hacer allí ningún milagro; solamente puso las manos sobre unos pocos enfermos, y los sanó. Y se quedó asombrado de la falta de fe de ellos. Y recorrió las aldeas a la redonda, enseñando.