El pecado de la calumnia
(Marcos 3, 22-30) «Porque nadie puede entrar en la casa del hombre fuerte y quitarle sus bienes, si primero no ata al fuerte»
(Marcos 3, 22-30) «Porque nadie puede entrar en la casa del hombre fuerte y quitarle sus bienes, si primero no ata al fuerte»
(Lucas 10, 21-24) «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron»
(Lucas 12, 8-12) «Yo les aseguro que a todo aquel que me reconozca abiertamente ante los hombres, lo reconocerá abiertamente el Hijo del hombre ante los ángeles de Dios»
(Mateo 10, 16-23) Y entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; y se levantarán hijos contra padres y los harán morir. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que perseverare hasta el fin, ese será salvo. Cuando os persiguieren en una ciudad, huid a otra.
(Juan 20, 19-23) «Recibid el Espíritu Santo: a quienes perdonareis los pecados, les quedan perdonados; y a quienes se los retuviereis, quedan retenidos»
(Juan 20, 19-23) «¡Paz a vosotros! Como mi Padre me envió, así Yo os envío». Y dicho esto, sopló sobre ellos, y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo: a quienes perdonareis los pecados, les quedan perdonados; y a quienes se los retuviereis, quedan retenidos».
(Juan 21, 15-19) «En verdad, en verdad, te digo, cuando eras más joven, te ponías a ti mismo el ceñidor, e ibas adonde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás los brazos, y otro te pondrá el ceñidor, y te llevará adonde no quieres»
(Juan 16, 12-15) «Cuando venga Aquél, el Espíritu de verdad, Él os conducirá a toda la verdad; porque Él no hablará por Sí mismo, sino que dirá lo que habrá oído, y os anunciará las cosas por venir»
(Juan 16, 5-11) «Os conviene que me vaya; porque, si Yo no me voy, el Intercesor no vendrá a vosotros; mas si me voy, os lo enviaré»
(Juan 15,26 — 16,4) «Cuando venga el Intercesor, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de verdad, que procede del Padre»
(Marcos 1, 7-11) Se oyó entonces una voz del cielo que decía: «Tú eres mi Hijo amado; yo tengo en ti mis complacencias»
Hoy en día sufrimos una avalancha de ruido, ¡y mucha contaminación acústica! No es que el ruido sea malo en sí, pero es verdad que el corazón, la mente y el alma del hombre anhelan momentos de silencio. Ahora que nos adentramos en el Adviento, es un buen momento para aprender a cultivar el silencio.
Espíritu del Señor llena la Tierra: Es en la transformación ardiente de cada cristiano que va adelante para traer calor y luz a un mundo frío y oscuro. Así arroja el Señor fuego sobre la tierra. ¡ Así es como el Espíritu del Señor llena el orbe de la Tierra, en la vida de los santos
El Espíritu Santo es una de las tres personas de la Santísima Trinidad. Es Dios con el Padre y el Hijo y con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, como señala desde antiguo el Símbolo Niceno-Constantinopolitano.
(Juan 14, 23-29) «La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la paz ni se acobarden»
(Mateo 12, 14-21) «Pero los fariseos salieron y deliberaron contra Él sobre el modo de hacerlo perecer. Jesús, al saberlo, se alejó de allí. Y muchos lo siguieron, y los sanó a todos. Y les mandó rigurosamente que no lo diesen a conocer […]»
(Juan 16, 12-15) «Todo lo que tiene el padre, también es mío; por eso les he dicho que todo lo que el Espíritu les dé a conocer».
En la Solemnidad de Pentecostés la Iglesia otorga la posibilidad de ganar indulgencia plenaria.
Antes del cónclave, donde se elegirá al nuevo Papa, mientras los cardenales ingresan a la Capilla Sixtina se entonan la Letanía de los Santos; cuando todos los cardenales ingresan y se colocan en sus respectivos lugares escuchamos una melodía sublime y bella. Es el «Veni Creator Spiritus», un Himno que invoca la presencia del Espíritu Santo.