Por qué ayunan los cristianos
(Marcos 2, 18-22) «¿Pueden acaso ayunar los compañeros del esposo mientras el esposo está con ellos? […]»
(Marcos 2, 18-22) «¿Pueden acaso ayunar los compañeros del esposo mientras el esposo está con ellos? […]»
(Juan 2, 1-11) «Esta primera señal milagrosa la hizo Jesús en Caná de Galilea. Así reveló su gloria y sus discípulos creyeron en él»
(Marcos 2, 13-17) «No necesitan de médico los sanos, sino los que están enfermos. No vine a llamar a justos, sino a pecadores»
(Marcos 2, 1-12) «¿Por qué discurrís así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados»
(Marcos 1, 40-45) «¡Mira! No digas nada a nadie; mas anda a mostrarte al sacerdote, y presenta, por tu curación, la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio»
(Marcos 1, 29-39) «Vamos a otra parte, a las aldeas vecinas, para que predique allí también. Porque a eso salí»
(Marcos 1, 21-28) «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva e impartida con autoridad! ¡Aun a los espíritus inmundos manda, y le obedecen!»
(Marcos 1, 14-20) Díjoles Jesús: «Venid, seguidme, y Yo os haré pescadores de hombres»
(Lucas 3, 15-16. 21-22) «Yo, por mi parte, os bautizo con agua. Pero viene Aquel que es más poderoso que yo, a quien yo no soy digno de desatar la correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego»
(Juan 3, 22-30) Vosotros mismos me sois testigos de que yo he dicho: «No soy yo el Mesías, sino que he sido enviado delante de Él»
(Lucas 5, 12-16) «Señor, si Tú lo quieres, puedes limpiarme». Alargando la mano, lo tocó y dijo: «Quiero; sé limpiado»
(Marcos 6, 45-52) Mas Él, al instante, les habló y les dijo: «¡Animo! soy Yo. No tengáis miedo». Subió entonces con ellos a la barca, y se calmó el viento.
(Marcos 6, 34-44) «Y recogieron doce canastos llenos de los trozos y de los peces. Los que habían comido panes, eran cinco mil varones»
(Mateo 2, 1-12) «¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo»
(Mateo 2, 1-12) «¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo»
(Juan 1, 35-42) En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos, y fijando los ojos en Jesús, que pasaba, dijo: «Éste es el Cordero de Dios»
(Mateo 23, 8-12) «Ten ánimo, porque así como has dado testimonio de Mí en Jerusalén, así has de dar testimonio también en Roma»
(Lucas 2, 16-21) «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel, porque han muerto los que buscaban la vida del niño»