Jesús se aparece a los once
(Lucas 24, 35-48) «¿Por qué estáis turbados? y ¿por qué se levantan dudas en vuestros corazones? Mirad mis manos y mis pies: soy Yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne ni husos, como veis que Yo tengo»
(Lucas 24, 35-48) «¿Por qué estáis turbados? y ¿por qué se levantan dudas en vuestros corazones? Mirad mis manos y mis pies: soy Yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne ni husos, como veis que Yo tengo»
(Lucas 24, 13-35) «¿No es verdad que nuestro corazón estaba ardiendo dentro de nosotros, mientras nos hablaba en el camino, mientras nos abría las Escrituras?»
(Juan 20, 11-18) «Jesús le dijo: “Mariam”. Ella, volviéndose, dijo en hebreo: “Rabbuní”, es decir: “Maestro”»
(Mateo 28, 8-15) «No temáis. Id, avisad a los hermanos míos que vayan a Galilea; allí me verán»
(Juan 20, 1-9) «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto»
(Lucas 24, 1-12) «No está aquí; ha resucitado. Acordaos de lo que os dijo, estando aún en Galilea: que era necesario que el Hijo del hombre fuese entregado en manos de hombres pecadores, que fuese crucificado y resucitara el tercer día.»
(Juan 18, 1 – 19, 42) «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores combatirían a fin de que Yo no fuese entregado a los judíos. Mas ahora mi reino no es de aquí»
(Juan 13, 1-15) «¿Comprendéis lo que os he hecho? Vosotros me decís: “Maestro” y “Señor”, y decís bien, porque lo soy. Si, pues, Yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis unos a otros lavaros los pies, porque os he dado el ejemplo, para que hagáis como Yo os he hecho»
(Mateo 26, 14-25) «El que conmigo pone la mano en el plato, ése me entregará. El Hijo del hombre se va, como esta escrito de Él, pero ¡ay de aquel hombre, por quien el Hijo del hombre es entregado! Más le valdría a ese hombre no haber nacido»
(Juan 13, 21-23. 36-38) «¿Tú darás tu vida por Mí? En verdad, en verdad, te digo, no cantará el gallo hasta que tú me hayas negado tres veces»
(Juan 12, 1-11) «[…] Porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, mas a Mí no siempre me tenéis»
(Lucas 19, 28-40) «Bendito el que viene, el Rey en nombre del Señor. En el cielo paz, y gloria en las alturas»
(Juan 11, 45-57) «Vosotros no entendéis nada, y no discurrís que os es preferible que un solo hombre muera por todo el pueblo, antes que todo el pueblo perezca»
(Juan 10, 31-42) «[…] Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero ya que las hago, si no queréis creerme, creed al menos, a esas obras, para que sepáis y conozcáis que el Padre es en Mí, y que Yo soy en el Padre»
(Juan 8, 51-59) Jesús dijo a los judíos: «Yo les aseguro: el que es fiel a mis palabras no morirá para siempre»
(Juan 8, 31-42) «En verdad, en verdad, os digo, todo el que comete pecado es esclavo [del pecado]. Ahora bien, el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo queda para siempre»
(Juan 8, 21-30) «Vosotros sois de abajo; Yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo; Yo no soy de este mundo. Por esto, os dije que moriréis en vuestros pecados. Sí, si no creéis que Yo soy (el Cristo), moriréis en vuestros pecados»
(Juan 8, 12-20) Jesús les respondió: «Aunque Yo doy testimonio de Mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde vengo y adónde voy».
(Juan 8, 1-11) «Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra»
(Juan 7, 40-53) «Por ventura ¿de Galilea ha de venir el Cristo? ¿No ha dicho la Escritura que el Cristo ha de venir del linaje de David, y de Belén, la aldea de David?»