Filiación divina e infancia espiritual
(Marcos 10, 13-16) «Dejen que los niños vengan a mí; no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios. En verdad os digo que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él»
(Marcos 10, 13-16) «Dejen que los niños vengan a mí; no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios. En verdad os digo que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él»
(Marcos 10, 1-12) «Dios los hizo varón y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne»
(Marcos 9, 41-50) «Si tu mano te hace pecar, córtala. Mejor te es entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible»
(Marcos 9, 30-37) «Si alguno quiere, ser el primero, deberá ser el último de todos y el servidor de todos»
(Marcos 9, 14-29) «Entonces el padre del muchacho exclamó entre lágrimas: “Creo, Señor; pero dame tú la fe que me falta”»
(Lucas 6, 27-38) «Ustedes, en cambio, amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar recompensa. Así tendrán un gran premio y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno hasta con los malos y los ingratos»
(Marcos 9, 2-13) Maestro, ¡qué a gusto estamos aquí! Hagamos tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías»
(Mateo 16, 13-19) «Bienaventurado eres, Simón Bar-Yoná, porque carne y sangre no te lo reveló, sino mi Padre celestial. Y Yo, te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificare mi Iglesia, y las puertas del abismo no prevalecerán contra ella […]»
(Marcos 8, 34–9, 1) «El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga»
(Marcos 8, 22-26) «Veo a la gente, como si fueran árboles que caminan»
(Marcos 8, 14-21) «¿Por qué estáis pensando en que no teneis panes? ¿No comprendéis todavía? ¿No caéis en la cuenta? ¿Tenéis endurecido vuestro corazón? ¿Teniendo ojos, no veis; y teniendo oídos, no oís? Cuando partí los cinco panes entre los cinco mil, ¿cuántos canastos llenos de pedazos recogisteis?
(Marcos 8, 11-13) «¿Por qué esta raza exige una señal? En verdad, os digo, ninguna señal será dada a esta generación»
(Lucas 6, 17. 20-26) «[…] ¡Ay cuando digan bien de vosotros todos los hombres! porque lo mismo hicieron sus padres con los falsos profetas»
(Marcos 8, 1-10) «Tengo compasión de la muchedumbre, porque hace ya tres días que no se aparta de Mí, y no tiene nada qué comer. Si los despido en ayunas a sus casas, les van a faltar las fuerzas en el camino; porque los hay que han venido de lejos»
(Marcos 7, 31-37) Y en el colmo de la admiración, decían: «Todo lo hizo bien: hace oír a los sordos, y hablar a los mudos»
(Lucas 10, 1-9) «La mies es grande, y los obreros son pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies […]»
(Marcos 7, 24-30) Ella le contestó diciendo: «Sí, Señor, pero también los perritos debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos». Entonces Él le dijo: «¡Anda! Por lo que has dicho, el demonio ha salido de tu hija»
(Marcos 7, 14-23) «Lo que procede del hombre, eso es lo que mancha al hombre».
(Marcos 7, 1-13) Porque Moisés dijo: «Honra a tu padre y a tu madre», y: «Quien maldice a su padre o a su madre, sea muerto»
(Juan 2, 1-11) «Su madre dijo a los sirvientes: “Cualquier cosa que Él os diga, hacedla”»