Para quienes piensan que el Estado y la religión son asuntos separados, que el católico deja de serlo cuando se hace político, que si se quiere triunfar como político tendrán que echarse por tierra las virtudes cristianas… He aquí un magnífico estadista católico, que no sólo consolidó su nación, sino que enfrentando a liberales y masones, impuso un verdadero estado católico en el seno del mundo moderno, logrando que su patria, Ecuador, sea el primer país del mundo en consagrarse al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María.
Pensamos que santos monarcas solo existieron en la Edad Media, en los albores de la Cristiandad, tales como San Luis, Rey de Francia o San Fernando, Rey de Castilla, o quizás hacia 1500 con Isabel y Fernando, los reyes católicos. Sin embargo, muy pocos conocen que en plena época liberal, en el siglo XIX, existió un magnífico estadista, de una conducta intachable, de un temple inquebrantable, digno de ser venerado en los altares, como lo fue Gabriel García Moreno, Presidente de Ecuador.
Niñez candorosa y juventud intrépida
Nació en Guayaquil, el 21 de diciembre de 1821. Su padre era español y su madre ecuatoriana, los dos fervientes católicos; tuvieron ocho hijos, de los cuales, el mayor fue sacerdote y Gabriel, el octavo, sería un católico militante.
Eran años arduos y bravíos, debido a que los pueblos hispanoamericanos buscaban su independencia. Don Gabriel, padre, no quería saber nada de la emancipación, pues suponía que al independizarse de España, se querría hacer lo mismo con la religión que ella había traído a estas tierras. Ya las logias masónicas estaban preparando para que así sea. Y así, en medio de estos acontecimientos bélicos y políticos, crece nuestro futuro presidente.
Firme en su fe, a los 18 años, juzga que debía hacerse sacerdote, pero al cabo de un año desiste de su propósito; sin embargo, prosiguió con sus estudios. Aunque cursaba la carrera de derecho, sentía especial inclinación por las ciencias, matemáticas y química, sin dejar de interesarse por las lenguas- citaba con facilidad frases en latín-, llegó a dominar el inglés, el italiano y el francés.
Durante los cinco años de su carrera, no descuidó su formación como militante católico, pues quería servir a la Iglesia de Cristo en las trincheras del mundo. Así es como formó un grupo de jóvenes con quienes compartía esos mismos ideales, solo les pedía «contundencia en la fe y espíritu de sacrificio». Se cuenta que en una ocasión, un peruano, condiscípulo suyo, le sugirió escribir sobre la Historia de Ecuador. Gabriel, le respondió: «Mejor es hacerla», sin duda, ya tenía en claro el rumbo que tomaría su vida.
En medio de los huracanes de la política
A los 25 años se abocó a la acción política; pronto sería conocido por su fino sentido de la justicia. En una ocasión, el Presidente del Tribunal, le pidió que defendiera a un famoso asesino, a lo que respondió: «Aseguro a usted, señor Presidente, que me sería más fácil asesinar que defender a un asesino». Esta escena quedaría marcada en los presentes y le granjearía respeto y admiración.
En aquel entonces, el presidente Flores quería hacer aprobar una Nueva Constitución que contenía leyes liberales que atentaban contra la unidad religiosa. Para hacerlo frente, publicó un periódico satírico llamado «El Zurriago», palabra que designa el látigo con que se castiga o zurra a alguien. Como se esperaba, el gobierno lo denunció, pero ni Gabriel ni sus amigos se amilanaron. Más tarde, con el presidente Roca en el poder, Gabriel fue nombrado gobernador de Guayas, en el cual tuvo una brillante administración, trayendo la paz a una zona conflictiva.
Sin embargo, la situación no se serenaba en Ecuador, y decidió hacer una pausa en su carrera e ir a formarse a Europa, pues sabía que si quería hacer algo por su patria debía estar a la altura de los acontecimientos. En este tiempo maduró y amplió enormemente sus horizontes. Su permanencia en París fue de 1854 a 1856.
Llegada a la Presidencia
Sería muy extenso relatar los pormenores de su llegada a la presidencia, pero podríamos resumirlo acotando que su patria se estaba desangrando con las guerras civiles. Cuando la oposición se hizo con el poder llamó a una Convención, en la que eligieron a García Moreno como Presidente por cuatro años, con el aplauso general del pueblo. Luego sería reelecto en dos períodos más. Gobernaría Ecuador desde 1861 a 1875.
Estadista católico
Trabajaba muchas horas cada día, sujetando siempre su horario a una distribución muy estricta, que incluía levantarse a las 5, y tener misa, meditación y examen entre las 6 y las 7. Las vacaciones las pasaba en un pueblecito donde su hermano era párroco. Una vez al año, si podía, hacía una semana de ejercicios espirituales. No solía dar banquetes -ni siquiera cuando fue elegido Presidente por primera vez; en aquella ocasión entregó el dinero del banquete a un hospital-, y procuraba en lo posible evitar convites. No siendo hombre de fortuna personal, cedía parte de su sueldo oficial al erario nacional, y parte a obras benéficas.
Como gran estadista católico logró consolidar a Ecuador como nación, impuso disciplina al Ejército, acabó con el caudillismo, moralizó al clero y a la población e impulsó además un progreso material reconocido hasta por sus adversarios.
Debo, pues, hacer todos los esfuerzos imaginables para que Dios impere en este reino
Era consciente de su misión, pues se decía a sí mismo: «este país es incontestablemente el reino de Dios, le pertenece en propiedad, y no ha hecho otra cosa que confiarlo a mi solicitud. Debo, pues, hacer todos los esfuerzos imaginables para que Dios impere en este reino, para que mis mandatos estén subordinados a los suyos, para que mis leyes hagan respetar su ley».
En su mensaje al Congreso, en 1873, con la valiente franqueza que en él era habitual, declaraba:
«Pues que tenemos la dicha de ser católicos, seámoslo lógica y abiertamente; seámoslo en nuestra vida privada y en nuestra existencia política. Borremos de nuestros códigos hasta el último rastro de hostilidad contra la Iglesia, pues todavía algunas disposiciones quedan en ellos del antiguo y opresor regalismo (supremacía del Estado sobre la Iglesia), cuya tolerancia sería en adelante una vergonzosa contradicción y una miserable inconsecuencia».
Relación con Paraguay
Mientras en Ecuador gobernaba García Moreno, Paraguay estaba sufriendo los embates de la Triple Alianza (1865-1870). Ecuador expresó su solidaridad con nuestro país mediante una carta que fuera enviada al Presidente Francisco S. López. Un fragmento del documento expresaba: «Dios protegerá a los valientes paraguayos que tan heroicamente defienden el suelo de su patria y tal vez no está lejos el día en que los que se conjuraron para arruinar aquel país reciban un escarmiento digno de su ambición y perfidia».
Primera nación consagrada
Tenía el gran deseo de consagrar el Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús. Obtenida la licencia eclesiástica, y con el voto mayoritario del Congreso, se realizó en 1873, con gran solemnidad y fervor popular. Fue la primera nación del mundo que lo hizo.
Poco antes de su muerte, García Moreno vaticinó con acierto:
«Después de mi muerte, el Ecuador caerá de nuevo en manos de la revolución; ella gobernará despóticamente bajo el nombre engañoso de liberalismo; pero el Sagrado Corazón de Jesús, a quien he consagrado mi patria, lo arrancará una vez más de sus garras, para hacerla vivir libre y honrada, al amparo de los grandes principios católicos».
Martirio: ¡Dios no muere!
El 17 de julio de 1875 escribe García Moreno su última carta a Pío IX, comunicándole la reelección:
«Ahora que las logias de los países vecinos, instigadas por las de Alemania, vomitan contra mí toda especie de injurias atroces y calumnias horribles, procurando sigilosamente los medios de asesinarme, necesito más que nunca la protección divina para vivir y morir en defensa de nuestra religión santa y de esta pequeña república… ¡Qué fortuna para mí, Santísimo Padre, la de ser aborrecido y calumniado por causa de Nuestro Divino Redentor, y qué felicidad tan inmensa para mí, si vuestra bendición me alcanzara del cielo el derramar mi sangre por el que, siendo Dios, quiso derramar la suya en la Cruz por nosotros!».
Y el 4 de agosto le escribe a su amigo Juan Aguirre: «Voy a ser asesinado. Soy dichoso de morir por la santa fe. Nos veremos en el cielo».
El primer viernes de agosto de 1875, como de costumbre, asiste a la misa de las seis en la Catedral de Quito; mientras hacía su hora santa ante el Santísimo Sacramento, le avisan que le reclaman fuera.
Cuando sale al sol de la plaza, un tal Rayo le descarga un machetazo en la cabeza, seguido de otros, en tanto que sus cómplices disparan sus revólveres. Fueron en total catorce puñaladas y seis balazos. Acudieron algunos soldados al tumulto, y uno de ellos mata de un tiro a Rayo. En su bolsillo se hallan cheques firmados por conocidos masones.
El cuerpo de García Moreno es introducido en la Catedral, donde recibe la Unción sacramental. Llevaba consigo, toda manchada de sangre, una reliquia de la Cruz de Cristo, el escapulario de la Pasión y el del Sagrado Corazón, y el santo Rosario colgado al cuello. Ya agonizante, alcanza a exclamar: ¡Dios no muere!
¡Que bello y que dicha la de morir cumpliendo el deber!
Bibliografía: El Pendón y la Aureola, Alfredo Sáenz,.Gladius, 2012.
3 comentarios en “Gabriel García Moreno, estadista y católico mártir: ¡Dios no muere!”
¡Fantastico! Verdaderamente fue el mejor presidente en la historia del Ecuador. Sus obras tales como el ferrocarril que unía la Sierra con la Costa, la Escuela Politécnica Nacional y el Observatorio Astronómico, fueron de suma importancia al desarrollo de esta joven república.
MUY EMOCIONADA POR SER ECUATORIANA, SE RINDA HOMENAJE A TAN BRILLANTE POLITICO Y SUMO CATÓLICO, QUIEN TRAJO EL PROGRESO PARA ESOS SIGLOS.
La mayor bendición es poder entregar nuestra alma a Dios libre de todo pecado, con un corazón lleno de amor a Nuestro Padre celestial y nuestro prójimo ????????????