San Cayetano, Presbítero
(Lucas 12, 32-34) «No tengan miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre darles el reino»
Santa Clara de Asís, Virgen y Religiosa
(Mateo 19, 27-29) «Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?»
San Juan María Vianney, Presbítero
(Mateo 9, 35; 10, 1) «La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos»
Santos Marta, María y Lázaro, Amigos de Jesús
(Juan 11, 19-27) «Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo»
San Antonio de Padua, presbítero y doctor
(Lucas 10, 1-9) «La mies es grande, y los obreros son pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id: os envío como corderos entre lobos […]»
San Bernardo, Abad y Doctor de la Iglesia
(Juan 17, 1. 20-26) «Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que Tú me amaste esté en ellos, y Yo también esté en ellos»
San Maximiliano Kolbe, «el Mártir de la caridad»
A los 12 años de edad, el joven Maximiliano María Kolbe preguntó a la Santísima Virgen María que sería de su vida. En sueños la misma Inmaculada sin mancha, le ofreció dos coronas. La blanca que significaba la pureza y la roja el martirio. Él aceptó ambas. Su vida concluye como una ofrenda, pues se ofreció como víctima en el campo de concentración de Auschwitz para salvar a un padre de familia.
San Felipe Neri, Presbítero
(Juan 17, 20-26) «[…] . Padre Justo, si el mundo no te ha conocido, te conozco Yo, y éstos han conocido que eres Tú el que me enviaste, y Yo les hice conocer tu nombre»
San Policarpo, Obispo y Mártir
(Juan 15, 18-21) «No es el siervo más grande que su Señor. Si me persiguieron a Mí, también os perseguirán a vosotros; si observaron mi palabra, observarán también la vuestra»
Memoria de san Justino, mártir
(Mateo 5, 13-19) «No vayáis a pensar que he venido a abolir la Ley y los Profetas. Yo no he venido para abolir, sino para dar cumplimiento. En verdad os digo, hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota, ni un ápice de la Ley pasará, sin que todo se haya cumplido»
Santo Toribio de Mobrovejo, obispo
(Mateo 9, 35-38) «La mies es grande, mas los obreros son pocos. Rogad pues al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies»
