«Había un hombre con un espíritu inmundo»
(Marcos 1, 21-28) «Se encontraba en las sinagogas de ellos un hombre poseído por un espíritu inmundo, el cual gritó: “¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a perdernos? Te conozco quién eres: El Santo de Dios”».