¿Qué es amar a Dios sobre todas las cosas?
(Marcos 12, 28-34) «Oye, Israel, el Señor nuestro Dios, un solo Señor es. Y amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza»
(Marcos 12, 28-34) «Oye, Israel, el Señor nuestro Dios, un solo Señor es. Y amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza»
(Lucas 15, 1-3. 11-32) «[…] porque este hijo mío estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado»
(Marcos 8, 11-13) «¿Por qué esta raza exige una señal? En verdad, os digo, ninguna señal será dada a esta generación»
(Mateo 15, 29-37) «Me da lástima de estas gentes, porque hace ya tres días que no se apartan de Mí, y ya no tienen qué comer. No quiero despedirlas en ayunas, no sea que les falten las fuerzas en el camino»
(Lucas 19, 45-48) «Está escrito: “Mi casa será una casa de oración”, y vosotros la habéis hecho una cueva de ladrones»
(Lucas 18, 1-8) «¿Y Dios no habrá de vengar a sus elegidos, que claman a Él día y noche, y se mostraría tardío con respecto a ellos?»
(Lucas 16, 9-15) «Ningún servidor puede servir a dos amos, porque odiará al uno y amará al otro, o se adherirá al uno y despreciará al otro; no podéis servir, a Dios y a Mammón»
(Mateo 25, 1-13) «Llegó el esposo; y las que estaban prontas, entraron con él a las bodas, y se cerró la puerta. Después llegaron las otras vírgenes y dijeron: “¡Señor, señor, ábrenos!” Pero él respondió y dijo: “En verdad, os digo, no os conozco”. Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora”.».
(Lucas 15, 1-10) «Yo les aseguro que así también se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se arrepiente»
(Mateo 22, 15-21) Entonces les dijo: «Dad, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios». Oyendo esto, quedaron maravillados, y dejándolo se fueron.
(Mateo 22, 15-21) «Mostradme la moneda del tributo. Y le presentaron un denario. Preguntóles: “¿De quien es esta figura y la leyenda?” Le respondieron: “del César”. Entonces les dijo: “Dad, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”».
(Lucas 8, 19-21) «Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica»
(Lucas 6, 1-5) «El Hijo del hombre es señor aun del sábado»
(Mateo 17, 22-27) «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; y lo harán morir, y al tercer día resucitará»
(Mateo 16, 24-28) «Yo les aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán, sin haber visto primero llegar al Hijo del hombre como rey»
(Mateo 16, 13-23) Díjoles: «Y según vosotros, ¿Quién soy Yo?» Respondiole Simón Pedro y dijo: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo»
Este es el Segundo Mandamiento de la ley. Del mismo modo que no hay más que un solo Dios a
quien debemos adorar, así también uno sólo es al que debemos respetar con la mayor veneración. Y hemos de respetar en primer término su nombre. Por ello, «No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios» (Ex 20,7).
El primer Mandamiento impone el deber de dar a Dios el culto y honor que le son debidos. A este Dios, no nos es posible comprenderlo: pero nos basta saber que es independiente; todas las cosas dependen de Dios, y Dios no depende de nadie, y por esto posee en su plenitud todas las perfecciones que nadie le puede quitar ni limitar.
(Mateo 11, 25-27) «[…] El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar»
Preguntado Cristo por los doctores de la ley antes de su Pasión sobre cuál era el primero y el principal mandamiento, contestó: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente. Este es el principal y el primer mandamiento» (Mt 22,37).
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