Amar a Dios sobre todas las cosas
(Marcos 12, 28-34) «Oye, Israel, el Señor nuestro Dios, un solo Señor es. Y amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza»
(Marcos 12, 28-34) «Oye, Israel, el Señor nuestro Dios, un solo Señor es. Y amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza»
(Mateo 22, 34-40) «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente»
(Mateo 5, 43-48) «Amad a vuestros enemigos, y rogad por los que os persiguen, a fin de que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace levantar su sol sobre malos y buenos, y descender su lluvia sobre justos e injustos»
(Marcos 12, 28-34) «Oye, Israel, el Señor nuestro Dios, un solo Señor es. Y amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza»
(Mateo 22, 34-40) «Le propuso esta cuestión para tentarlo: “Maestro, ¿cuál es el mayor mandamiento de la Ley?” Respondió Él: “Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, con toda tu alma, y con todo tu espíritu”. Éste es el mayor y primer Mandamiento».
(Mateo 18, 21-35) Entonces Pedro le dijo: «Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí y le perdonaré? ¿Hasta siete veces?» Jesús le dijo: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete».
(Mateo 18, 21-35) Arrojándose a sus pies el siervo, postrado, le decía: «Ten paciencia conmigo, y te pagaré todo». Movido a compasión el amo de este siervo, lo dejó ir y le perdonó la deuda.
(Mateo 18, 15-20) En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si tu hermano peca contra ti repréndelo entre ti y él solo; si te escucha, habrás ganado a tu hermano».
(Lucas 10, 25-37) «[Un samaritano, que iba de viaje, llegó a donde estaba, lo vio y se compadeció de él; y acercándose, vendó sus heridas […]; luego poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo condujo a una posada y cuidó de el»
(Marcos 12, 28-34) «Oye, Israel, el Señor nuestro Dios, un solo Señor es. Y amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza»