¿Por qué la Palabra de Dios no da fruto en mí?
(Mateo 13, 1-9) «[…]Otros granos cayeron en tierra buena y dieron fruto: unos, ciento por uno; otros, sesenta; y otros, treinta. El que tenga oídos, que oiga»
(Mateo 13, 1-9) «[…]Otros granos cayeron en tierra buena y dieron fruto: unos, ciento por uno; otros, sesenta; y otros, treinta. El que tenga oídos, que oiga»
(Mateo 12, 46-50) «He aquí a mi madre y mis hermanos. Quienquiera que hace la voluntad de mi Padre celestial, éste es mi hermano, hermana o madre»
(Mateo 10, 24-33) No teman a los hombres. No hay nada oculto que no llegue a descubrirse; no hay nada secreto que no llegue a saberse. Lo que les digo de noche, repítanlo en pleno día y lo que les digo al oído, pregónenlo desde las azoteas.
(Mateo 23, 8-12) «El mayor entre ustedes será su servidor. Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado»
(Mateo 10, 7-15) Recibisteis gratuitamente, dad gratuitamente. No tengáis ni oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero es acreedor a su sustento.
(Mateo 10, 1-7) «No vayáis hacia los gentiles y no entréis en ninguna ciudad de samaritanos, sino id más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Y de camino predicad diciendo: “El reino de los cielos se ha acercado”»
Preguntado Cristo por los doctores de la ley antes de su Pasión sobre cuál era el primero y el principal mandamiento, contestó: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente. Este es el principal y el primer mandamiento» (Mt 22,37).
(Mateo 10, 24-33) «A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos»
(Mateo 9, 32-38) «La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos»
(Mateo 9, 18-26) Mas Jesús, volviéndose, la miro y dijo: «Confianza, hija, tu fe te ha sanado». Y quedó sana desde aquella hora.
(Mateo 11, 25-30) «Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón»
(Mateo 9, 14-17) «¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo, mientras él está con ellos? Pero ya vendrán días en que les quitarán al esposo, y entonces sí ayunarán. […]»
(Mateo 9, 9-13) «No son los sanos los que tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: “Misericordia quiero y no sacrificio”. Porque no he venido a llamar justos, sino pecadores»
(Mateo 9, 1-8) «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Te son perdonados los pecados”, o decir: “Levántate y camina?” ¡Y bien! para que sepáis que tiene poder el Hijo del hombre, sobre la tierra, de perdonar pecados –dijo, entonces, al paralítico–: “Levántate, cárgate la camilla y vete a tu casa”»
(Mateo 10, 1-7) Y de camino predicad diciendo: «El reino de los cielos se ha acercado»
(Mateo 11, 25-30) «Por aquel tiempo Jesús dio una respuesta, diciendo: «Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque encubres estas cosas a los sabios y a los prudentes, y las revelas a los pequeños».
En esta clase se hablará sobre la Ley y sus tipos en la doctrina de Santo Tomás de Aquino. El objetivo del curso es dar a los participantes una sólida formación moral que les permita entender cuál es la vida que Dios quiere que vivan.
(Mateo 8, 28-34) «¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Acaso has venido hasta aquí para atormentarnos antes del tiempo señalado?»
(Mateo 8, 23-27) «¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?»
(Mateo 8, 18-22) Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en donde reclinar la cabeza»
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