El Verbo se Hizo carne y habitó entre nosotros
(Juan 1, 1-18) «En el principio el Verbo era, y el Verbo era junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él era, en el principio, junto a Dios»
(Juan 1, 1-18) «En el principio el Verbo era, y el Verbo era junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él era, en el principio, junto a Dios»
(Lucas 2, 22. 36-40) «Y cuando hubieron cumplido todo lo que era exigido por la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret en Galilea. El niño crecía y se robustecía, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre Él»
(Mateo 2, 13-18) «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto, donde permanecerás, hasta que yo te avise. Porque Herodes va a buscar al niño para matarlo»
(Juan 20, 2-9) «Corrían ambos, pero el otro discípulo corrió más a prisa que Pedro y llegó primero al sepulcro»
(Mateo 10, 17-22) «Porque no sois vosotros los que habláis, sino que el Espíritu de vuestro Padre es quien, habla en vosotros»
(Lucas 2, 1-14) «Gloria Dios en las alturas, y en la tierra paz entre hombres de la buena voluntad»
(Lucas 1, 67-79) «Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, al suscitarnos un poderoso Salvador»
(Lucas 1, 57-66) Entonces la madre dijo: «No, su nombre ha de ser Juan». Le dijeron: «Pero nadie hay en tu parentela que lleve ese nombre». Preguntaron, pues, por señas, al padre cómo quería que se llamase. El pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre»
(Lucas 1, 39-45) «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu seno! ¿Y de dónde me viene, que la madre de mi Señor venga a mí?[…]»
(Lucas 1, 39-45) «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu seno!, ¿y de dónde me viene, que la madre de mi Señor venga a mí?»
(Lucas 1, 26-38) «Salve, llena de gracia; el Señor es contigo» Al oír estas palabras, se turbó, y se preguntaba qué podría significar este saludo.
(Lucas 1, 5-25) «Yo soy Gabriel, el que asisto a la vista de Dios; y he sido enviado para hablarte y traerte esta feliz nueva. He aquí que quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que esto suceda, porque no creíste a mis palabras, que se cumplirán a su tiempo»
(Mateo 1, 18-24) «José, hijo de David, no temas recibir a María tu esposa, porque su concepción es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús (Salvador), porque Él salvará a su pueblo de sus pecados»
(Mateo 1, 1-17) «Así que todas las generaciones son: desde Abrahán hasta David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones»
(Lucas 3, 10-18) «Él tiene el bieldo en la mano para separar el trigo de la paja; guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue»
(Mateo 17, 10-13) «[…] Yo les aseguro a ustedes que Elías ha venido ya, pero no lo reconocieron e hicieron con él cuanto les vino en gana. Del mismo modo, el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos»
(Lucas 14, 25-33) «Todo aquel que no lleva su propia cruz y no anda en pos de Mí, no puede ser discípulo mío»
(Mateo 25,1-13) «¡Señor, señor, ábrenos!» Pero él respondió y dijo: «En verdad, os digo, no os conozco”. Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora»
(Mateo 11, 11-15) «Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos padece fuerza, y los que usan la fuerza se apoderan de él»