Nuestro corazón está donde esta Cristo, en el Cielo
(Lucas 24, 46-53) «[…] Ahora yo les voy a enviar al que mi Padre les prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad, hasta que reciban la fuerza de lo alto»
(Lucas 24, 46-53) «[…] Ahora yo les voy a enviar al que mi Padre les prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad, hasta que reciban la fuerza de lo alto»
(Lucas 1, 39-56) «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno.»
(Juan 17, 20-26) «[…] . Padre Justo, si el mundo no te ha conocido, te conozco Yo, y éstos han conocido que eres Tú el que me enviaste, y Yo les hice conocer tu nombre»
(Juan 14, 23-29) «La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la paz ni se acobarden»
(Juan 15, 18-21) «No es el siervo más grande que su Señor. Si me persiguieron a Mí, también os perseguirán a vosotros; si observaron mi palabra, observarán también la vuestra»
(Lucas 4, 21-30) «En verdad, os digo, ningún profeta es acogido en su tierra»
(Lucas 2, 41-52) «Hijo, ¿por qué has hecho así con nosotros? Tu padre y yo, te estábamos buscando con angustia»
(Mateo 5, 13-16) «Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? Para nada vale ya, sino para que, tirada fuera, la pisen los hombres»
(Marcos 9, 38-43. 45. 47-48) «No se lo impidáis, porque nadie, haciendo milagro por mi nombre, será capaz de hablar luego mal de Mí. Porque quien no está contra nosotros, por nosotros está»
(Marcos 8, 27-35) «“Según vosotros, ¿quién soy Yo?” Respondióle Pedro y dijo: “Tú eres el Cristo”. Y les mandó rigurosamente que a nadie dijeran (esto) de Él»
(Lucas 6, 39-42) ¿Cómo puedes decir a tu hermano: «Hermano, déjame que te saque la pajuela de tu ojo», tú que no ves la viga en el tuyo?
(Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23) «Escuchadme todos con inteligencia: No hay cosa fuera del hombre que, entrando en él, lo pueda manchar; mas lo que sale del hombre, eso es lo que mancha al hombre. […]»
(Juan 6, 41-51) «Yo soy el pan, el vivo, el que bajó del cielo. Si uno come de este pan vivirá para siempre, y por lo tanto el pan que Yo daré es la carne mía para la vida del mundo»
(Juan 6, 1-15) Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Pedro, le dijo: «Hay aquí un muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos peces. Pero ¿qué es esto para tanta gente?» Mas Jesús dijo: «Haced que los hombres se sienten».
(Mateo 12, 14-21) «Pero los fariseos salieron y deliberaron contra Él sobre el modo de hacerlo perecer. Jesús, al saberlo, se alejó de allí. Y muchos lo siguieron, y los sanó a todos. Y les mandó rigurosamente que no lo diesen a conocer […]»
(Mateo 10, 34-42) Quien ama a su padre o a su madre más que a Mí, no es digno de Mí; y quien ama a su hijo o a su hija más que a Mí, no s digno de Mí. Quien no toma su cruz y me sigue, no es digno de Mí. Quien halla su vida, la perderá; y quien pierde su vida por Mí, la hallará.
(Mateo 8, 28-34) «¿Qué tenemos que ver contigo, Hijo de Dios? ¿Viniste aquí para atormentarnos antes de tiempo?»
(Mateo 5, 1-12) «[…] Gozaos y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos, pues así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros»
(Juan 10, 11-16) «Yo soy el pastor bueno, y conozco las mías, y las mías me conocen, –así como el Padre me conoce y Yo conozco al Padre– y pongo mi vida por mis oveja»
(Mateo 5, 13-19) «No vayáis a pensar que he venido a abolir la Ley y los Profetas. Yo no he venido para abolir, sino para dar cumplimiento. En verdad os digo, hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota, ni un ápice de la Ley pasará, sin que todo se haya cumplido»