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Los que buscan la perfección están muy expuestos a los combates

Que padezcan los malos, dirá alguno, es justo; ¿pero los buenos? Los buenos nacen culpables; con las cruces se purifican más y más y aumentan el número de sus coronas; sin las cruces se volverían malos, y no hallaríamos ya conformidad entre ellos y Jesucristo; los buenos sufren para obtener la conversión de los malos y para expiar sus pecados.
Los que buscan la perfección están muy expuestos a los combates

Existe un propósito de Dios para cada uno de nosotros desde toda la eternidad, nada de lo que nos ocurre provienen de la casualidad, es el Señor quien nos purifica para que alcancemos la perfección y la santidad.

Cornelio Á Lápide

***

Los fines porque Dios permite las tentaciones son los siguientes: 
1) Para probar nuestra fidelidad y amor. 
2) Para fundirnos en virtud y principalmente en la humildad; porque quien no es tentado no se conoce.
3) Para enriquecernos de muchos méritos en esta y en la otra vida.

Mas no deben ser las tentaciones objeto de nuestros deseos, pues nos excitan al mal; pero debemos aceptarlas cuando vengan con paz y resignación, pasando por ellas con profunda humildad y gran valor.

Medios para vencer las tentaciones

Lo primero y principal para vencerlas, es la diligencia y prontitud en sacudirlas de sí, pues mucho peligra quien se detiene en ellas. El segundo medio es la oración, recurriendo a Dios con todo fervor y usar de la señal de la cruz.

Para conseguir una especial asistencia de Dios en las tentaciones, no hay medio más seguro que el recurso que recurrir a María Santísima; recurso lleno de confianza en Dios y la propia desconfianza.

Para enardecer la confianza persuádanse de estas verdades: que el demonio no puede sino lo que se le permite; que este permiso no ha de ser sobre nuestras fuerzas; que Dios está presente en nuestras batallas para auxiliarnos, no sólo suficiente sino sobradamente para vencer.

Más para que el recurso pronto y confiado en Dios tenga toda la fuerza para vencer las tentaciones, es necesario que vaya acompañado de la manifestación de nuestro interior al Padre espiritual. Es muy necesario a todos, aunque sean santos, para debilitar la fuerza del demonio y no caer.

Las cruces vienen de Dios

Los sufrimientos, las cruces y las pruebas no deben atribuirse al demonio, ni a la carne, ni a un enemigo cualquiera, sino a Dios; pues, desde toda la eternidad, Dios las ha previsto, preparando a cada cual las suyas: a uno le prepara unas, a otro otras, a fin de que por medio de ellas todos nos asimilemos a Jesucristo, que sufrió, murió y resucitó.

Dios me ha dado bienes, dice Job, y él me los ha quitado; ha sucedido lo que el Señor ha dispuesto: bendito sea el nombré del Señor.

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A Dios atribuye el Real Profeta todas las cruces: Nos habéis probado, experimentado, Señor; nos habéis acrisolado al fuego, como se acrisola la plata. (I.XV. 10). Hemos pasado por el fuego y por el agua; más nos habéis conducido a un lugar de refrigerio. (L.XV. 12). Nos habéis ceñido con una faja de dolor. (LXV.11) ¿Hasta cuándo nos has de alimentar con pan de lágrimas, y hasta cuándo nos darás a beber lágrimas con abundancia? (LXXIX. 6).

Dios me ha dado bienes, dice Job, y él me los ha quitado; ha sucedido lo que el Señor ha dispuesto: bendito sea el nombré del Señor. (Job 21). No dice Job: Dios me ha dado bienes, y el demonio me los ha quitado; sino: Dios me ha dado, Dios me ha quitado

Manifestaré a Pablo, dijo el Señor, cuánto ha de sufrir por mi nombre. (Act. IX. 16). El que obraba contra el nombre de Jesucristo, dice San Agustín, debía sufrir por este sagrado nombre: ¡Oh severidad llena de misericordia! (De laudib. Paul).

Las cruces que Dios envía en el tiempo, vienen siempre de su misericordia: si Dios no entregase la humanidad a los sufrimientos en la tierra, comenzaría su justicia eterna y terrible…

Las cruces son un tesoro. Nada es malo sino el pecado. El trabajador a quien el amo paga su jornal, ¿puede hallar a mal que le hayan hecho trabajar?

Que padezcan los malos, dirá alguno, es justo; ¿pero los buenos? Los buenos nacen culpables; con las cruces se purifican más y más y aumentan el número de sus coronas; sin las cruces se volverían malos, y no hallaríamos ya conformidad entre ellos y Jesucristo; los buenos sufren para obtener la conversión de los malos y para expiar sus pecados.

Por otra parte, suele tenerse mala idea de las cruces. Las cruces son un tesoro. Nada es malo sino el pecado. El trabajador a quien el amo paga su jornal, ¿puede hallar a mal que le hayan hecho trabajar? El soldado ¿puede hallar injusto quo le ejerciten y le envíen a la batalla?

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