Santa Escolástica, Virgen
(Lucas 10, 38-42) «¡Marta, Marta! tú te afanas y te agitas por muchas cosas. Una sola es necesaria. María eligió la buena parte, que no le será quitada»
(Lucas 10, 38-42) «¡Marta, Marta! tú te afanas y te agitas por muchas cosas. Una sola es necesaria. María eligió la buena parte, que no le será quitada»
(Mateo 11, 25-30) «Tomad sobre vosotros el yugo mío, y dejaos instruir por Mí, porque manso soy y humilde en el corazón; y encontrareis reposo para vuestras vidas»
(Juan 15, 1-8) «Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. Quien permanece en Mí, y Yo en él, lleva mucho fruto, porque separados de Mí no podéis hacer nada»
(Mateo 18,1-5) «Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos»
(Mateo 20, 1-16) «Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario? Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti.
¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?»
«Rosa de mi Corazón, sé mi esposa» dijo el Niño Jesús a Santa Rosa de Lima en lo que conocemos como el desposorio místico de la santa limeña, a lo que ella respondió: «Señor, aquí tienes a tu inútil esclava; tuya soy y tuya seré para siempre».
«Probablemente no ha habido en América un misionero que con sus predicaciones haya logrado más conversiones que las que Santa Rosa de Lima obtuvo con su oración y sus mortificaciones», dijo el Papa Inocencio IX al referirse a ella. Y es a esta primera santa de América, la flor más bella que ha producido este continente, a quien dedicamos este artículo.