El pecado de la tibieza
(Mateo 5, 13-16) «Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? Para nada vale ya, sino para que, tirada fuera, la pisen los hombres»
(Mateo 5, 13-16) «Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? Para nada vale ya, sino para que, tirada fuera, la pisen los hombres»
San Alfonso María de Ligorio quiere enseñarnos sobre aquellas almas que se dejan llevar por sus inclinaciones y defectos dominantes, y no se enmienda, ni trabajan por salir de ellas. En sus escritos nos habla sobre el peligro que corren las almas tibias.
Algunos se desaniman pensando que ya nunca lograrán salir de ese mar de tibieza espiritual en el cual se están ahogando. Pero a estos hay que responder con las palabras que el Ángel Gabriel le dijo a María cuando parecía que la anciana Isabel ya nunca podría tener hijos: «Lo que es imposible para las criaturas, es posible para Dios. Para Dios ninguna cosa es imposible» (Lc.1-37) o aquellas bellísimas palabras de San Pablo que jamás debemos dejar de recordar: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Filp. 4-13).