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No soy digno, Señor

No soy digno, Señor

(Lucas 7, 1-10 ) «Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo, por eso ni siquiera me consideré digno de salir a tu encuentro. Mándalo de palabra, y quede sano mi criado»

«¡Qué grande es tu fe!»

«¡Qué grande es tu fe!»

(Mateo 15, 21-28) «He ahí que una mujer cananea venida de ese territorio, dio voces diciendo: “¡Ten piedad de mí, Señor, Hijo de David! Mi hija está atormentada por un demonio”».

CONTENIDO EXCLUSIVO PARA MIEMBROS.

Ser buenos ciudadanos

Ser buenos ciudadanos

(Mateo 17, 22-27) «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; y lo harán morir, y al tercer día resucitará»

«Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?»

«Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?»

(Mateo 14, 22-33) «Pedro saliendo de la barca, y andando sobre las aguas, caminó hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, se amedrentó, y como comenzase a hundirse, gritó: “¡Señor, sálvame!”. Al punto Jesús tendió la mano, y lo tomó con fuerza diciéndole: “Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?”

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La vestidura de la gracia

La vestidura de la gracia

(Mateo 9, 32-38) «La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por lo tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos»

El cuidado de los enfermos

El cuidado de los enfermos

(Mateo 9, 1-8) «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Te son perdonados los pecados”, o decir: “Levántate y camina?” ¡Y bien! para que sepáis que tiene poder el Hijo del hombre, sobre la tierra, de perdonar pecados –dijo, entonces, al paralítico–: “Levántate, cárgate la camilla y vete a tu casa”»

«Señor, si quieres…»

(Mateo 8,1-4) Y he aquí que un leproso se aproximó, se prosternó delante de Él y le dijo: «Señor, si Tú quieres, puedes limpiarme». Y Él, tendiéndole su mano, lo tocó y le dijo: «Quiero, queda limpio», y al punto fue sanado de su lepra.

Medios humanos y medios sobrenaturales

(Juan 6, 1-15) Se acomodaron, pues, los varones, en número como de cinco mil. Tomó, entonces, Jesús los panes, y habiendo dado gracias, los repartió a los que estaban recostados, y también del pescado, cuanto querían.

Los grados de la fe

(Juan 4, 43-54) Y el padre reconoció que ésta misma era la hora en que Jesús le había dicho: «Tu hijo vive». Y creyó él, y toda su casa.

El demonio mudo

(Lucas 11, 14-23) «Estaba Jesús echando un demonio, el cual era mudo. Cuando hubo salido el demonio, el mudo habló. Y las muchedumbres estaban maravilladas»

Señor, aumenta mi fe

(Marcos 9, 14-29) «Entonces el padre del muchacho exclamó entre lágrimas: “Creo, Señor; pero dame tú la fe que me falta”»

La Compasión Divina

(Marcos 8, 1-10) «Tengo compasión de la muchedumbre, porque hace ya tres días que no se aparta de Mí, y no tiene nada qué comer. Si los despido en ayunas a sus casas, les van a faltar las fuerzas en el camino; porque los hay que han venido de lejos»

Condiciones de la verdadera oración

Condiciones de la verdadera oración

(Marcos 7, 24-30) Ella le contestó diciendo: «Sí, Señor, pero también los perritos debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos». Entonces Él le dijo: «¡Anda! Por lo que has dicho, el demonio ha salido de tu hija»

La Iglesia y las tempestades

(Marcos 4, 35-41) Entonces Él se levantó, increpó al viento y dijo al mar: «¡Calla; sosiégate!» Y se apaciguó el viento y fué hecha gran bonanza. Después les dijo: «¿Por qué sois tan miedosos? ¿Cómo es que no tenéis fe?»

La religión falsificada

(Marcos 3, 1-6) Mas Él mirándolos en derredor con ira, contristado por el endurecimiento de sus corazones, dijo al hombre: «Alarga la mano». Y la alargó, y la mano quedó sana.

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