Las tentaciones del laico en el mundo
Andando por los caminos torcidos del siglo, el cristiano laico habrá de hacer dos cosas: o caminar por ellos rectamente, cuando no es posible enderezarlos, o aplicarse a rectificarlos, si se puede.
Andando por los caminos torcidos del siglo, el cristiano laico habrá de hacer dos cosas: o caminar por ellos rectamente, cuando no es posible enderezarlos, o aplicarse a rectificarlos, si se puede.
La radicalidad evangélica, que lleva a actitudes muchas veces heroicas, pertenece tanto a los laicos que buscan la perfección en el mundo, como a los religiosos que la buscan renunciando a él y consagrándose inmediatamente al Reino.
«Es urgente, hoy más que nunca, que todos los cristianos vuelvan a emprender el camino de la renovación evangélica, acogiendo generosamente la invitación del apóstol a ser “santos en toda la conducta”», ésta es la llamada de atención que en su momento realizó el Papa Juan Pablo II, a través de la Exhortación Apostólica Christifideles Laici, a todos los laicos del mundo, de modo que puedan vivir a plenitud el llamado «a la santidad y a la perfección en el propio estado».
Todos los cristianos están llamados a la perfección evangélica, es decir, a la santidad. Y todos están llamados a santificarse por una conformidad amorosa con la voluntad de Dios, afirmada día a día mediante la fidelidad y el abandono.