Letanías Lauretanas y el Santo Rosario
De todas las devociones a la Santísima Virgen María, el Rosario es la más extensamente difundida entre los fieles.
De todas las devociones a la Santísima Virgen María, el Rosario es la más extensamente difundida entre los fieles.
Siendo tan provechosa a las almas la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, parece que nada debiera oponerse a ella; sin embargo, cuatro son los obstáculos que las almas amantes de Corazón Deífico desconocen que pueden encontrarse en el camino de la verdadera devoción.
A lo largo de su pontificado, el Papa San Juan Pablo II, ha demostrado una profunda devoción a la Santísima Virgen María y al Santo Rosario. En su Exhortación apostólica «Rosarium Virginis Mariae» invitó a los fieles católicos a rezar con fe y devoción diariamente esta oración mariana, como medio para conocer los misterios de Cristo y redescubrir la ternura y el amor materno de María.
Los medios para progresar en la devoción al Sagrado Corazón de Jesús son varios: la oración, la Comunión frecuente, las visitas al Santísimo Sacramento, la devoción a la Santísima Virgen, a San José y a todos aquellos Santos que más se distinguieron por el amor al Sagrado Corazón.
Esta fiesta fue aprobada en primer lugar en Polonia y España por el papa Clemente XIII, en el año 1756. En 1856 Pío IX extendió la fiesta del Corazón de Jesús a toda la Iglesia. En 1889, con León XII, se elevó a la categoría litúrgica y Pablo VI la proclamó como Solemnidad.
Sermón de San Alfonso María de Ligorio sobre El gran poder de María para alcanzarnos de Dios la gracia y La gran piedad de María para socorrernos en todas nuestras necesidades.