El Mesías es verdadero Hijo de Dios
(Marcos 12, 35-37) «El Señor dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga Yo a tus enemigos por tarima de tus pies»
(Marcos 12, 35-37) «El Señor dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga Yo a tus enemigos por tarima de tus pies»
(Marcos 12, 28-34) «Oye, Israel, el Señor nuestro Dios, un solo Señor es. Y amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza»
(Marcos 12, 18-27) «¿No erráis, acaso, por no conocer las Escrituras ni el poder de Dios? Porque, cuando resuciten de entre los muertos, no se casarán (los hombres), ni se darán en matrimonio (las mujeres), sino que serán como ángeles en el cielo»
(Marcos 12, 13-17) «[…] ¿Es lícito pagar el tributo al César o no? ¿Pagaremos o no pagaremos?”»
(Marcos 12, 1-12) Pero aquellos viñadores se dijeron unos a otros: «Éste es el heredero. Venid, matémoslo, y la herencia será nuestra»
(Mateo 5, 1-12) «Gozaos y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos, pues así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros»
(Marcos 14, 12-16. 22-26) Y mientras ellos comían, tomó pan, y habiendo bendecido, partió y dió a ellos y dijo: «Tomada éste es el cuerpo mío». Tomó luego un cáliz, y después de haber dado gracias dió a ellos; y bebieron de él todos. Y les dijo: «Ésta es la sangre mía de la Alianza, que se derrama por muchos. En verdad, os digo, que no beberé ya del fruto de la vid hasta el día aquel en que lo beberé nuevo en el reino de Dios»
(Marcos 11, 27-33) «¿Con qué autoridad haces todo esto? ¿Quién te ha dado autoridad para actuar así?»
(Mateo 5, 13-19) «No vayáis a pensar que he venido a abolir la Ley y los Profetas. Yo no he venido para abolir, sino para dar cumplimiento. En verdad os digo, hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota, ni un ápice de la Ley pasará, sin que todo se haya cumplido»
(Lucas 1, 39-56) «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno.»
(Marcos 14, 12-16. 22-26) «Decid al dueño de casa: “El Maestro dice: ¿Dónde está mi aposento en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?”. Y él os mostrará un cenáculo grande en el piso alto, ya dispuesto; y allí aderezad para nosotros» . Los discípulos se marcharon, y al llegar a la ciudad encontraron como Él había dicho; y prepararon la Pascua.
(Marcos 10, 32-45) «El cáliz que Yo he de beber, lo beberéis; y el bautismo que Yo he de recibir lo recibiréis […]»
(Marcos 6, 17-29) «Quiero que me des ahora mismo, en una charola, la cabeza de Juan el Bautista»
(Marcos 10, 17-27) «Sólo una cosa te falta: Ve y vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los cielos. Después, ven y sígueme»
(Mateo 28, 16-20) «Todo poder me ha sido dado en el cielo y sobre la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a conservar todo cuanto os he mandado. Y mirad que Yo con vosotros estoy todos los días, hasta la consumación del siglo»
(Marcos 9, 38-40) «No se lo impidáis, porque nadie, haciendo milagro por mi nombre, será capaz de hablar luego mal de Mí. Porque quien no está contra nosotros, por nosotros está».
(Juan 21, 20-25) «Jesús hizo también muchas otras cosas: si se quisiera ponerlas por escrito, una por una creo que el mundo no bastaría para contener los libros que se podrían escribir»
(Juan 21, 15-19) «En verdad, en verdad, te digo, cuando eras más joven, te ponías a ti mismo el ceñidor, e ibas adonde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás los brazos, y otro te pondrá el ceñidor, y te llevará adonde no quieres»
(Juan 17, 11-19) «Mientras Yo estaba con ellos, los guardaba por tu Nombre, que Tú me diste, y los conservé, y ninguno de ellos se perdió sino el hijo de perdición, para que la Escritura fuese cumplida»
(Juan 17, 1-11) «Yo te he glorificado sobre la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste».